El campo va bien, lo que no es una sorpresa. Venimos diciendo, desde hace unas cuantas semanas, que cuando avance la cosecha se iba a sentir mucho movimiento en el interior. Bueno, está sucediendo.
Estuve el sábado en la exposición de Apronor, en La Ramada de Abajo, al este de Tucumán. Sorprendente cantidad de operaciones, y de las grandes. Varias cosechadoras, muchos carros tolva, tractores, camionetas. Y un clima casi festivo, aunque con el telón de fondo de la preocupación por la política y por las tribulaciones de época: las tasas de interés y la presión impositiva.
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El escenario más probable, si no se enrarece aún más el clima político, es una generalización del buen clima de negocios, que irá difundiendo por toda la economía. Es lo que sucedió en la crisis del 2002, y había sucedido antes, en 1989, cuando asumió anticipadamente Carlos Menem tras la renuncia de Alfonsin.
Una cosecha de 140 millones de toneladas significa unos 25.000 millones de dólares dando vuelta por todo el país. Por eso suena ridícula la ansiedad por la liquidación de divisas que se instaló en varios medios como una muletilla vacía. Los dólares están, los silobolsa son una herramienta logística indispensable para no frenar la cosecha y ordenar el flujo de mercadería a los puertos.
