Son pocos los espacios de la Ciudad de Buenos Aires reservados para grandes acontecimientos. El salón de actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires es uno. Todavía se recuerda la polémica que el filósofo austríaco Hans Kelsen ahí mantuvo con su par argentino Carlos Cossio, o los grandes músicos que pasaron en el ciclo de conciertos, o como en 2015 fue sede del debate presidencial entre Scioli y Macri. Pero en los últimos años su importancia histórica se veía disminuida con tapizados descoloridos, maderas vencidas, butacas rotas, alfombras mugrientas y un escenario sin ninguna medida de seguridad, entre otras falencias. En noventa días, todo ese deterioro se revirtió con una restauración profunda, que este martes a las 19 concluirá con la reinauguración del salón, en coincidencia con el 70° aniversario de la sede de Figueroa Alcorta de la Facultad.
El histórico salón, en el edificio de Figueroa Alcorta y Pueyrredón. Foto: Fundación Konex.
La puesta en valor estuvo a cargo de la Fundación Konex. Dos años atrás, en la entrega de los premios que lleva el nombre de la entidad, el titular de la fundación Luis Ovsejevich se sorprendió con el estado del salón. Sentado en primera fila, vio cómo debieron poner tablas bajo los asientos para que los asistentes no se hundieran en las butacas. Se preocupó, pero también reaccionó: le propuso a las autoridades hacerse cargo de la restauración. El año pasado esa propuesta se volvió realidad con la firma del convenio. Desde ese momento, 14 personas, entre tapiceros, torneros, lustradores y carpinteros empezaron a trabajar contra reloj. Las tareas más duras arrancaron el 4 de enero, aprovechando el receso de vacaciones de los estudiantes.
En el salón se retapizaron puertas, se hizo el trabajo de ebanistería, lijado y el lustre de la madera de las butacas. En los bordes de los respaldos se repintaron los realces dorados con purpurina traída de Estados Unidos, mientras que las piezas ornamentales, rosetones y rosetas, se pusieron en valor o volvieron a fabricarlas. También se reemplazaron alfombras, se hizo la carpintería del estrado, se instalaron dos pantallas LED y se cambió la iluminación escénica y el sonido. Todo eso bajo la coordinación general de Federico Carenzo y la dirección técnica de la arquitecta Sonia Terreno, quien años atrás encabezó la restauración del Colón.
La restauración estuvo a cargo de la Fundación Konex.
Además, a propuesta de la arquitecta, se mejoraron las medidas de seguridad: se sacó una fila de ambos lados para que haya cuatro pasillos para el ingreso y salida en lugar de dos, y se dejaron espacios para quienes tengan movilidad reducida, entre otras modificaciones.