Ya pasó el momento de la euforia, el desahogo, el millón de imágenes y de recuerdos que habrán pasado por la cabeza de Tiger Woods en cuestión de milisegundos cuando entró esa última pelota del hoyo 18 y quedó sentenciado que volvía a ganar un Major de golf luego de 11 años y un sinfín de contratiempos personales en el medio. Ahora los pensamientos son más fríos, el corazón late con más calma y, sin embargo, el ganador de 15 grandes asegura: “Es difícil de entender ahora; es decir, realmente sólo pasaron unas horas desde que gané. Todavía estoy tratando de disfrutar y de darme cuenta de que lo gané. Sé que tengo el saco verde puesto, pero tomará un poco de tiempo asimilarlo.”

Tiger acaba de hacer el bogey más dulce de su carrera en el último hoyo del Masters 2019 y se entrega a la celebración. (Foto: REUTERS/Jonathan Ernst)

Tiger acaba de hacer el bogey más dulce de su carrera en el último hoyo del Masters 2019 y se entrega a la celebración. (Foto: REUTERS/Jonathan Ernst)

En una entrevista que le brindó a CNN internacional, el golfista, de 43 años, aseguró que tenía en mente la posibilidad de que se le volviera a dar una conquista en un Major, la más alta de las categorías del circuito PGA, el más importante del mundo.

 “Creí que llegaría sólo por lo que hice el año pasado. Tuve la oportunidad de ganar el Open Championships, le di a Brooks (Koepka) un poco de batalla en el PGA terminando en segundo lugar, y sabía que lo tenía en mí”, aseguró.

No se esperaba que fuera en esta edición del Masters, pero tenía la esperanza: “¿Sabía que sería esta semana? No, pero tenía un buen presentimiento, por cómo le venía pegando a la pelota, de que estaría en el lote (de candidatos). Ahora, estar en el lote y ganar el campeonato son dos cosas diferentes. En los últimos dos torneos importantes sí, estuve en el lote, pero al final no gané”.

Uno de los momentos más emotivos apenas consumada la consagración ocurrió cuando Tiger abrazó a su hijo Charlie en el mismo lugar en el que 22 años atrás, cuando consiguió su primer título en Augusta, abrazó a su papá, Earl, quien falleció en 2006. “Mi papá estuvo ahí y ahora mi hijo estaba ahí, mi hija, mi mamá… Mi mamá estuvo acá estos 22 años, y que siga acá, peleando, muestra su resiliencia”.

Tiger Woods y su padre, en un evento publicitario de 1997. (Foto: AP/Richard Drew)

Tiger Woods y su padre, en un evento publicitario de 1997. (Foto: AP/Richard Drew)

El propio Woods también dio una muestra de resiliencia cuando, tras ser operado tres veces en tres años por problemas de espalda (antes había padecido también con sus rodillas), no dejó de intentar volver al golf.

“El año pasado tuve mucha suerte de jugarlo de nuevo. En la cena de campeones anterior me costó mucho. Y pasé algunos años sin jugar este hermoso torneo. Y ahora soy el campeón…”

1997: Tiger recibe la icónica chaqueta verde de parte de Nick Faldo, el campeón saliente, tras ganar el primero de sus cinco Masters y de sus 15 Majors. (Foto: AP)

1997: Tiger recibe la icónica chaqueta verde de parte de Nick Faldo, el campeón saliente, tras ganar el primero de sus cinco Masters y de sus 15 Majors. (Foto: AP)

“Este (título) estará ahí arriba como uno de los más difíciles de ganar por todo lo que pasó en el último par de años”, agregó Tiger, quien volvió a sentir la adrenalina de la competencia feroz y también el afecto de un público que rugió tanto como él: “Fue increíble ahí afuera. Yo intentaba darme cuenta de lo que sucedía pero al mismo tiempo seguir en el presente, concentrado en lo que estaba intentando hacer. Me gustó”.

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Este lunes, además, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hizo público que se comunicó con Woods para felicitarlo y que le otorgará la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor que se le puede conceder a un civil en ese país.

MFV

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