Un funeral “natural” en el Prairie Creek Conservation Cemetery en Gainesville, Florida. El cementerio “verde” exige la excavación manual del sitio de la tumba y solo se permite enterrar el cuerpo con material biodegradable
Un funeral “natural” en el Prairie Creek Conservation Cemetery en Gainesville, Florida. El cementerio “verde” exige la excavación manual del sitio de la tumba y solo se permite enterrar el cuerpo con material biodegradable

Cuando en julio pasado Jeffrey Rich vio una libélula posarse sobre un terreno con vistas a dos montañas en el Carolina Memorial Sanctuary cerca de Asheville, en Carolina del Norte, enseguida supo que ese sería el lugar ideal para sepultar el cuerpo de su esposo, Jeff Wright, de 57 años, que había muerto en su cama poco antes.

Wright fue sepultado en ese lugar envuelto nada más que con una colcha pintada a mano en su propia casa.

La pareja ya había hablado de la muerte, y Wright había sido claro sobre sus deseos: “Quiero ser alimento para los árboles”, le había dicho a Rich.

Lejos de ser un caso aislado, el entierro “natural” de Jeff Wright forma parte de una tendencia dentro de la multimillonaria industria funeraria estadounidense que cada día cosecha cada vez más adeptos.

El funeral de Wright también buscó ser más “natural”. Su familia y sus amigos lo despidieron durante dos días en la casa en Burnsville, Carolina del Norte, donde Wright y Rich convivían. Su deudos pudieron hablarle, compartieron historias y cantaron, algunos realizaron oraciones y otros tomaron su mano.

“No fue como la rígida visita en una funeraria”, le dijo Rich al Chicago Tribune, y añadió: “Se sintió tan natural. Podrías decirle cosas a él. Era importante que las personas las dijeran y que su espíritu las escuchara”.

Dani LaVoire, vicepresidente de la National Home Funeral Alliance -que ha pasado de unos 400 miembros a más de 2.000 en los últimos seis años- sostuvo que en un funeral convencional, el dolor “puede ser abstracto, corto y finito”, mientras que en casa “es más lento, permitiendo que la realidad de la muerte se asiente”. “La experiencia con el cuerpo atrae los sentidos y permite que las personas entiendan lo que ha sucedido más profundamente”, le dijo LaVoire al Tribune.

También para Cassie Barrett, gerente de operaciones de Carolina Memorial Sanctuary, los funerales convencionales muestran una relación “fracturada” con la muerte que limita su aceptación. “Vivimos en una cultura que teme mucho a la muerte”, dijo Barrett. “Si pudiéramos abrazarla, podríamos vivir una vida más plena. Hay una sensación de miedo que siempre llevamos, lo que nos frena en otras áreas de la vida”.

Por el momento, son pocos los lugares para entierros naturales, y al menos nueve estados requieren la participación de un director de funerales en la disposición del cuerpo, algo que suele desalentar los servicios domiciliarios.

En el Carolina Memorial Sanctuary, su carácter “natural” está garantizado gracias a una serie de normas, que incluyen la prohibición de uso de maquinaria pesada, por lo que las tumbas se cavan a mano. No puede haber caminos pavimentados, no se pueden quitar los árboles caídos, las “lápidas” deben ser de piedra natural y los ataúdes o las cubiertas deben ser biodegradables. Solo las plantas y árboles nativos pueden servir como homenajes.

Más allá de estos nueve cementerios, existen otros cementerios tradicionales que ofrecen “senderos naturales” dedicados a este tipo de entierros.

En el Windridge Memorial Park, en Illinois, la demanda de entierros naturales ha sido lo suficientemente alta como para que el cementerio esté planeando agregar 400 sitios en el próximo año. “Cada primavera, las familias vienen con un pequeño carro lleno de flores para plantar”, dijo Kelly Lawyer, gerente de ventas de Windridge.

Los padres de niños fallecidos en accidentes automovilísticos, por sobredosis de drogas y suicidios, así como por enfermedades mortales, a menudo eligen esta opción, dijo la mujer, para quien este tipo de entierros tiene algo de “curativo”.

Pero detrás de los funerales naturales también está la preocupación por la cantidad de plásticos, químicos y acero que se pone bajo tierra.

El costo también puede ser un factor, pero existen salvedades. Si bien un velorio hogareño o una tumba natural pueden ahorrar gastos de servicio, los cementerios naturales suelen ser más caros debido a la forma en que se excavan y conservan las tumbas. En Windridge, una parcela tradicional tiene un costo que comienza en USD 1.595, mientras que un sitio natural puede llegar a salir 3.595 dólares.

Fuente: Infobae

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