La consagración de Felipe Enzo Viena llegó cuando protagonizó la novela Nino, las cosas simples de la vida, una ficción argentina-peruana que se emitió entre 1971 y 1972 y que logró más de 50 puntos de rating en la televisión
La consagración de Felipe Enzo Viena llegó cuando protagonizó la novela Nino, las cosas simples de la vida, una ficción argentina-peruana que se emitió entre 1971 y 1972 y que logró más de 50 puntos de rating en la televisión

Su pinta de galán lo convirtió en un artista popular. La consagración de Felipe Enzo Viena llegó cuando protagonizó la novela Nino, las cosas simples de la vida, una ficción argentina-peruana que se emitió entre 1971 y 1972, y que logró más de 50 puntos de rating en la televisión.

Siempre contaba a sus conocidos que se disfrazaba cuando tenía solo tres años para actuar frente a un único espectador: su propio reflejo en el espejo que su mamá tenía en su dormitorio. Pero a los 15 años para Enzo ser actor ya no era un juego, y rápidamente comenzó a demostrar su talento con un pequeño papel en la compañía circense de Rosario, su ciudad natal, llamada Toni Panchito.

Hasta ese entonces, y por mandato familiar, Enzo tenía pensado estudiar Arquitectura, pero lo sedujo el ambiente artístico. Su padre, un reconocido constructor, inicialmente se opuso a que su hijo lo dejará todo, pero terminó aceptando su decisión. Y así fue como aquel joven rosarino comenzó a sentir dentro suyo otro estimulo, otro deseo, otra vocación…

Del circo al teatro de Arte de Rosario no hubo más que un paso. A partir de allí Enzo Viena llevó adelante un repertorio inigualable, comprobando además que su destino era el que había soñado desde la cuna: ser actor.

Enzo Viena (izquierda) y Juan Carlos Altavista en Amor libre (1969)
Enzo Viena (izquierda) y Juan Carlos Altavista en Amor libre (1969)

En 1955, con 22 años, decide venir a Buenos Aires. A días de su llegada a la gran ciudad se suma a la compañía de Paulina Singerman, donde realiza una gira por el interior del país y distintos países de América. Al regresar, se presentó a un concurso que buscaba al principal papel masculino del filme Una cita con la vida, dirigido por Hugo del Carril y coprotagonizado por Gilda Lousek. Viena se hizo acreedor, entre cientos de participantes, de ese ansiado personaje. Esta película lo convirtió en uno de los actores jóvenes más promisorios a fines de la década del 50.

“Papá fue una persona muy hogareña. Tenía muchos amigos pero pocos venían a casa. Fue un hombre muy generoso. Lo descubrí cuando viajaba con él: en muchos lugares le agradecían gauchadas que él nunca comentaba porque era bastante humilde”, cuenta Fabiana, hija del actor, en diálogo con Teleshow.

“Recuerdo que los domingos nos reunía a todos; seríamos unas 25 personas, entre hijos, novios, maridos, nietos y amigos. Comíamos a las dos de la tarde, pero desde las 9 de la mañana él ya empezaba a prender el fuego. Decía que la carne tenía que estar una hora a temperatura ambiente y que el fuego debía tomar un color medio grisáseo porque sino se quemaba el hueso de la tira de asado”, recuerda con alegría la mayor de las Viena.

Enzo demostró su talento en la compañía circense de Rosario, su ciudad natal, llamada Toni Panchito con un pequeño papel
Enzo demostró su talento en la compañía circense de Rosario, su ciudad natal, llamada Toni Panchito con un pequeño papel

Enzo intervino en 40 películas argentinas. Entre sus cintas más recordadas figuran He nacido en Buenos Aires, Vacaciones en la Argentina, Mi Buenos Aires querido, Lo prohibido está de moda, Del brazo y por la calle, El diablo metió la pata y La familia Falcón. En la pantalla chica fue inolvidable su personaje de Nino, un carnicero querido por todos, en una serie en la que compartía cartel con María Aurelia Bisutti. También trabajó algunos años en Perú, donde actuó en la serie Mil oficios y en la obra La novia era él.

“Cuando yo nací, papá estaba haciendo una obra de teatro y en ese momento, entre bambalinas, le hicieron el gesto de que había nacido su primera hija. Cuando terminó la función lo compartió con el público y le dijo a la gente que había sido padre. Son cosas muy lindas que te van contando… Con mi papá siempre fuimos muy compañeros”, relata una emocionada Fabiana, hermana de Carolina y Gustavo.

“Para el Día del Padre, lo llamaba mucha gente y le decían que era como ‘un segundo papá’ porque tenía la costumbre de aconsejar a mucha a la gente joven, especialmente, haciendo hincapié en el tema de las drogas y el alcohol. Contaba historias que él había visto cuando era muy jovencito y siempre decía que cuando el veía esas cosas, enseguida se le aparecía en la mente la cara de sus padres. Nunca tuvo la necesidad y curiosidad de meterse en eso”, comenta su hija.

En cada acción, en cada momento, en cada situación, quedaba demostrada la generosidad de Felipe Enzo Viena. Todos los 31 de diciembre trataba de realizar el festejo en su casa, como lo hacía los domingos, pero quizás en un número un poco más grande. Cuando llegaban las 12 de la noche, saludaba a todos, y con una copita de champán se iba afuera, miraba el cielo y se acordaba de sus padres. Y volvía con mucha alegría.

En 1971, Enzo Viena con su representante, Salvador Salías
En 1971, Enzo Viena con su representante, Salvador Salías

En 1997 el canal Megavisión comenzó a ser parte de la guerra de las teleseries con su primera apuesta dramática llamada Rosabella y que fue protagonizada por el propio Enzo Viena. La historia de la telenovela, dirigida por Herval Abreu, giraba en torno al modelaje y la alta costura, donde Italo Piamonte -interpretado por el actor argentino- era dueño de una marca de lencería fina. Era un hombre mayor y mujeriego que trabaja con sus amantes incondicionales, Gina (Liliana Ross), Sofía (Liliana García) y Cecilia (Paula Sharim).

Uno de los problemas de esa ficción fue la falta de presupuesto. Tan pocos recursos había que el personaje principal debió morir en el capítulo 31 ya que no tenían presupuesto para pagarle a Viena por más episodios.

En 1990, su papel de Guido Cantoni en la exitosísima ficción Amigos son los amigos, que protagonizaban Carlos Calvo y Pablo Rago, volvió a instalarlo en la pantalla chica. Aquel rosarino de ojos celestes ahora era fletero, y tenía que lidiar con los problemas de su familia, principalmente con las andanzas de Carlín, su hijo en la historia, que cautivó a todos los argentinos durante tres años los martes a las 21.

Su hija también quiso compartir con Teleshow el momento que se encontró con la peor noticia. “El 2 de septiembre del 2007 me sonó el teléfono muy temprano y me dijeron: ‘Vení despacio que tu papá tuvo un derrame cerebral’’”. Pero lo más cruel fue lo que escuchó segundos después. “El cirujano, cuando llegó, dijo: ‘Señoras, ¿qué quieren hacer? ¿Lo opero o lo dejó así?’”.

En diciembre de 1976, Enzo Viena con Fabiana, su hija mayor
En diciembre de 1976, Enzo Viena con Fabiana, su hija mayor

“Yo pregunté, atonita, que posibilidades tiene. ‘Una en un millón’, me dijo. Solo un milagro podía salvarlo. En ese momento sabía que ya no había nada más que hacer. Él ya había tenido varios milagros en la vida y yo pensé: ‘Ya pasaron los milagros para papá’. Fue muy duro, lloré mucho. Lo operaron y estuvo tres meses en coma. Nunca salió. Falleció el 25 de noviembre del 2007 a las 9 de la noche. Justamente un día en que habíamos ido todos a verlo”, cuenta Fabiana, con la voz entrecortada.

En el última día con vida del actor, Fabi pudo despedirse. “La primera que entró fui yo. Le agradecí, y le dije que estaba muy contenta de ser su hija, por el amor me había dado, como me había educado y formado como ser humano. Lo cariñoso y lo buen abuelo que había sido con mi hija”. Esas fueron las últimas palabras de una hija agradecida hacía un padre que lo había dado todo. “Si él tenía que irse, que se fuera tranquilo porque acá estaba todo bien. Era un momento de ser libre”. Y lo dejó partir en paz. Ya no quería verlo sufrir más.

Enzo Viena en “Amigos son los amigos” (Infobae)

“Papá tuvo una linda vida. Le agarraban bajones cuando no lo llamaban para trabajar, pero es normal para un actor, son rachas… Por momento te va bien, por momentos te va mal, pero él tenía otros negocios: tuvo boliches en San Miguel, que fueron muy populares. No necesitaba vivir de la actuación para poder seguir adelante económicamente, pero extrañaba mucho cuando no trabajaba y más hacer lo que a él le encantaba con el alma, que era actuar”, sostiene Carolina, su otra hija.

También lo rememora. “Tenía un humor espectacular. Yo tengo dos hijos y ellos se parecen muchos a él. Amaba con locura lo que hacía. Fue un papá que estuvo, que trabajó y le encantaba lo que hacía. La única contra que tenía el Tano era que a mi hermana y a mí no nos dejó tocar el ambiento del teatro y la televisión. Era muy celoso, así que nos mantuvo afuera. A pesar de intentar hacer cosas, quedamos afuera de circulación”.

“Es increíble cómo pasan los años y cómo uno se acostumbra a seguir sin la presencia de los seres queridos. Fue un padre público, y a pesar de ello tuvo una conducta intachable. Jamás nos expuso a ningún tipo de repercusión donde pudiéramos sentirnos mal”, finaliza en este emocionante recuerdo a uno de los actores que siempre estará presente en la escena nacional.

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Fuente: Infobae Fecha:

Categorías: Noticias

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