De muy bajo perfil a pesar de que desde hace 11 años es parte del sector público, acompañando a Mauricio Macri en la gestión, el abogado Pablo Clusellas es uno de los funcionarios menos conocidos y más influyentes en el entorno presidencial. Todo lo que está a la firma en el primer piso de la Casa Rosada pasó antes por el filtro del secretario legal y técnico, amigo y hombre de confianza del Presidente, a quien conoce desde que ambos tienen seis años, ya que los dos fueron al Colegio Cardenal Newman, en Benavídez.
Miembro de la llamada “mesa judicial” del Gobierno, su presencia llamó la atención del círculo rojo que se reunió hoy en el salón Retiro del Sheraton para el XXII Encuentro anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), donde compartió un panel sobre “Capital Social: confianza, acuerdos y acción para transformar realidades complejas” con Guillermo Lipera, alma mater del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Y no fue una casualidad, porque ambos tienen la misma obsesión: transparentar sus ámbitos de actuación para que llegue la luz ciudadana a la administración pública y al poder judicial.
Clusellas reveló algunas cuestiones poco conocidas fuera del Estado nacional, como la “visualización del porcentaje de cumplimiento” en trámites y organización de cada oficina pública. Mostró el cuadro de una de ellas, presumiblemente de autorización de certificaciones de productos a comercializar en el mercado interno, donde se verificaría cómo se aceleró el tiempo de demora en la ejecución de las órdenes, cuáles trámites tardan más y cuáles menos, además de facilitar el análisis de cuestiones curiosas, como el hecho de que una determinada empresa siempre demoraba menos en relación a otras.
El secretario legal y técnico explicó que las nuevas posibilidades que está generando el gobierno electrónico que buscaron implementar apenas llegados a la gestión facilita un volumen de información que permite transformar a la administración en un “gobierno inteligente”, que brinda velocidad, calidad y control de los desvíos y de los niveles de discrecionalidad que son habituales en las administraciones en papel.
“¿Cómo pasamos de una administración pública opaca a una de mayor transparencia?”, preguntó Clusellas. Y explicó que de los documentos y expedientes electrónicos, el boletín oficial electrónico, el sistema de compras y licitaciones electrónicas, se evoluciona hacia el mayor uso de inteligencia artificial (IA), blockchain y big data, que permitirá transformar las decisiones sostenidamente más previsibles en tiempo y forma, transparentes y confiables.
“Si la solución fuera solo cambiar leyes, no existiría la altísima tasa de fracasos que hemos visto en la administración pública durante los últimos 30 años, en cambio, reorganizar flujos de información y conductas informales requiere una lógica de implementación más compleja y sofisticada, para lo que se necesita una reingeniería integral y acabada de los procesos administrativos”, dijo Clusellas. Y agregó que “un sector público sin transparencia es incompetente”.
Lipera, por su lado, se lamentó de que no haya podido implementarse todavía un proceso de digitilización similar en el Poder Judicial, “donde hay causas que llevan más de 20 años de tramitación y no hay posibilidad de hacer un análisis global de lo que sucede en los expedientes”. “Pasó mucho tiempo hasta que la Corte Suprema nos confesó que no estaba en condiciones técnicas de llevar adelante lo que pedíamos en materia de digitalización y transparencia”, agregó.
Y también mostró un estudio que pudo sintetizarse en un cuadro comparativo de causas de accidentes automovilísticos, que permiten que “cualquiera puede ingresar en cada uno de sus cuadrados y visualizar cada causa, compararla con las demás, y analizar si realmente se impartió justicia o se actuó de modo discrecional“.
Para concluir, citó al constitucionalista alemán Karl Loewenstein, para quien “el poder encierra en sí mismo la semilla de la degeneración”, es decir, en tiranía, autoritarismo o cualquier tipo de oscurantismo para los que ya existe tecnología que pueda evitarla. “Sin transparencia es imposible saber qué hacen los organismos públicos, privados y la sociedad. Hoy, por suerte, estamos en un tiempo histórico que va a posibilitar llevar la transparencia a todo y la propia sociedad lidera este proceso, porque quiere acceder a la verdad de lo que está sucediendo”, resumió.
FOTOS: Maximiliano Luna
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