Los movimientos Time’s up y #MeToo, surgidos luego de diferentes denuncias sobre acoso sexual y violaciones en la industria cinematográfica de Hollywood, cambiaron las reglas de juego. De la mano de las acusaciones contra el productor Harvey Weinstein, las actrices comenzaron a elevar sus voces y extendieron la queja a las diferencias en la  brecha salarial con los actores y, por supuesto, a las historias centradas en hombres que se contaron durante años.

Las series no se quedaron afuera de estos movimientos, y comenzaron a cambiar muchos de sus argumentos. Ni Barbies, ni brujas: mujeres reales, con sus propios dramas, sueños, conflictos diarios, amores y alegrías.

Sin ir muy lejos en el tiempo, a principios de los 2000, las ficciones más reconocidas contaban tramas sobre varones antihéroes: así brillaron series como Los Soprano, Breaking Bad y asomaba la cabeza Mad Men, una serie que comenzó a mostrar la desigualdad de las mujeres en décadas pasadas.

Allí los protagonistas contaban todo desde el punto de vista masculino. Vale recordar el acoso que sufrió, por parte de los fanáticos, el personaje de la esposa de Walter White (en Braking Bad) porque no entendía que su marido se había convertido en narcotraficante. Y los casos de Tony Soprano y Don Draper que, a pesar de mostrarse humanos y con errores, miedos e inseguridades, eran los “dueños de la pelota” y le daban un lugar bastante lamentable a las mujeres que los rodeaban.

Las series post #MeToo generaron otro tipo de historias, donde las mujeres se convirtieron en las dueñas de sus propias tramas.

La serie “Big Little Lies”
La serie “Big Little Lies”

El caso de Big little Lies (domingos 22 por HBO), nos trae la historia de cinco mujeres que sufren distintos tipos de situaciones y dilemas. La violencia intrafamiliar, los conflictos de una familia ensamblada, el miedo a enfrentar la mirada del otro, la maternidad, la vida laboral y los vínculos de amistad, toman como punto de partida a las mujeres. Así ingresamos a un mundo nuevo con una mirada distinta.

En Glow (Netflix)-ambientada en los años 80 en los Estados Unidos- el grupo de mujeres, sin un camino, desahuciadas y sin un hombre que oficie de salvador de penurias económicas, se rebusca para reinventarse. Cada una con un conflicto diferente, encontrará en el grupo la idea de que, para las mujeres, “juntas es mejor” y que con esfuerzo se consigue lo que antes se pensaba que solo podía lograrse con un hombre al lado.

La otra mirada (disponible en Flow) nos traslada a Sevilla en los años 40, a una escuela de señoritas a donde llega una profesora muy particular: con ideas nuevas para la época y que provocará una revolución entre las adolescentes que sólo estaban preparadas para casarse y traer hijos al mundo.

Y tal vez el caso más emblemático de esta época sea el de The Handmaid’s Tale (Flow). La serie basada en la novela homónima de Margaret Atwood, recrea una sociedad imaginaria donde las mujeres fértiles son sometidas a las peores vejaciones como seres humanos. Les ponen un traje de criadas-todas vestidas de la misma manera- y son obligadas a satisfacer los deseos sexuales de un amo varón a través de violaciones constantes, para procrear. El agobio y el sometimiento de esta serie provocó la indignación a nivel mundial y se convirtió en un emblema de los reclamos de las mujeres.

El tráiler de “The Handmaid’s Tale”

La pregunta que cabe hacernos es si este tipo de series hubiesen tenido cabida y difusión hace una década. Sin viajar tanto en el tiempo, podemos asegurar que la realidad se fue modificando y las expresiones culturales fueron de la mano.

En Argentina por ejemplo, las tramas con mujeres como protagonistas están en su mayoría destinadas a las comedias familiares o con tono romántico. Sino basta con revisar las series más prestigiosas y populares de los últimos años que cuentan con elenco netamente masculino como El Marginal, Un gallo para esculapio, El lobbista o El tigre Verón, que son muy buenas cada una de ellas pero prescinden de protagónicos femeninos fuertes.

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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