Juan, hizo el aislaminento solo, y el 1 de abril se mudó junto a sus padres. "Los viejos son los viejos". En la foto con su madre, hermano y su hermana por videollamada
Juan, hizo el aislaminento solo, y el 1 de abril se mudó junto a sus padres. “Los viejos son los viejos”. En la foto con su madre, hermano y su hermana por videollamada

“El camino de los sueños empieza con el primer paso”, dijeron Juan Marchetti (42) y Marina Mango (29) al salir de Mar del Plata el 07 de octubre de 2017. Hace dos años y medio, renunciaron a todo -él a su trabajo como camarero, ella a su puesto de analista contable de una empresa de tecnología- para dedicarse nada más que a viajar por el mundo: en la Makinola, un Ford Falcon argentino de 1981.

Decididos a volver a casa, escapando a la propagación del coronavirus en Italia, tuvieron que retornar al país cada uno por su lado. Ella, embarazada de seis meses, a Villa Crespo; él, una semana más tarde, a Mar del Plata. El auto clásico quedó en el camino de vuelta. Tomaron las medidas de prevención obligatorias, es decir permanecer aislados durante 14 días tras haber ingresado a la Argentina del exterior. El tan esperado reencuentro con sus familias -después de 29 meses- debió esperar un rato más.

Marina embarazada de siete meses permaneció 14 días sola
Marina embarazada de siete meses permaneció 14 días sola

No hubo bienvenida, ni mucho menos recibimiento, nadie los espero en aeropuerto. Precavidas sus familias le dejaron un auto estacionada en Ezeiza para evitar el contacto. “Es raro llegar sin un abrazo”, dice Marina que retornó el 13 de marzo y se instaló en Capital Federal. “Durante los primeros días de encierro descansé mucho, habíamos vivido mucho estrés previo al salir de Europa. Pero la segunda semana empecé a sentir la soledad. No sabía qué hacer. No podía salir ni para comprar comida. Además, estaba acostumbrada a convivir con Juan 24/7, eso es duro”.

Marina se reencontró con sus padres, hermanos y sobrinos. "Nos dimos ese abrazo tan esperado"
Marina se reencontró con sus padres, hermanos y sobrinos. “Nos dimos ese abrazo tan esperado”

Juan por su parte llegó desde Barcelona el 17 de marzo y se estableció en Mar del Plata. “El cambio me costó porque pasé de estar todos los días en movimiento conociendo gente, paisajes… a mirar el techo. Me sentí preso. En un momento llegué a pensar: ‘Voy a enloquecer’”.

En estos años lograron visitar 15 países: “Nuestro cuentakilómetros nunca funcionó, pero según Google Maps superamos los 25.000”, cuentan. A esta travesía de a dos se le sumó un nuevo integrante. “En octubre de 2019 estábamos en Nueva York y nos enteramos que estaba embarazada de Martina”. La noticia los motivó a buscar un lugar para instalarse y eligieron Italia. El 11 de noviembre cruzaron en barco la Makinola hasta Palma de Mallorca, donde recibieron el 2020.

Los primeros días del año nuevo siguieron rumbo a Italia para hacer los trámites de nacimiento de la beba. Pero los planes quedaron truncados a partir de la propagación del coronavirus. “El 20 de febrero quedamos varados en Torino. Nos mantuvimos aislados al resguardo esperando la evolución del virus. En pocos días se desató el colapso: comercios cerrados, sin trabajo y el aumento desmedido de las cifras de contagiados. Era aterrador seguir en Europa”.

La odisea de volver a casa

"La Manikola", el Ford con el que recorrieron 15 países
“La Manikola”, el Ford con el que recorrieron 15 países

A distancia, conversando con sus familias en Buenos Aires, decidieron regresar y estar a salvo. Se subieron a La Makinola, tomaron el camino rumbo a Francia, para luego llegar a España. Obligados por las autoridades debieron ir por la ruta nacional. “Fue estresante tardamos casi tres días en poder pisar suelo español”. En Barcelona Marina consiguió un boleto de avión con destino a Buenos Aires.

Ahora quedaría lo más difícil: enviar La Makinola a América. “Estaba tan cansado y tan estresado que lo único que pensaba era en estar en casa pronto. Pero todavía quedaba un largo viaje hasta Bilbao”. Después de pinchar ruedas, soportar el frío, Juan logró despachar el auto. Al día siguiente él volaba hacia Buenos Aires.

El reencuentro más esperado

El 26 de marzo Marina cumplió con sus días de aislamiento. No lo dudó ni un instante, preparó sus cosas y se mudó a los de sus padres. “Los extrañaba tanto: el olor de la casa, la comida, los asados… a pesar de estar en contacto permanente la virtualidad no es lo mismo”, dice, instalada con sus hermanos y también sus sobrinos. “En este tiempo sin verlos crecieron mucho. Esta es otra cuarentena y me sirve para recuperar el tiempo perdido”. Sin Juan pero acompañada por su núcleo íntimo disfruta de los preparativos para la llegada de Martina con fecha de parto para los primero días de junio.

Para Juan fue shockeante romper la distancia con sus padres. “No aguantaba más la soledad”, reconoce. “Vamos a compartir la mesa por primera vez después casi tres años. La alegría de ellos y el cariño me volvió a motivar. Los viejos son los viejos”, confiesa emocionado. “Después de todo lo vivido no puedo estar más feliz de haber vuelto a casa. Hasta el 13 de abril (decreto de cuarentena) me quedaré quieto disfrutando de mis padres”.

Sin embargo, hay otro reencuentro anhelado: con La Makinola. No hay precisión de fechas. “Está camino a Uruguay, cada vez más cerquita. Los fanáticos fierreros quieren hacerle una fiesta de bienvenida en el Obelisco, eso quedará pendiente para cuando pase todo este horror…”

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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