La muerte de Julio César Toresani causó mucho dolor y estupor no solo en el mundo del fútbol. Desde el presidente Mauricio Macri pasando por distintos jugadores, actuales o retirados, entrenadores y personalidades del deportes se expresaron consternados por la noticia. Algunos de ellos, como los casos de “Camote” Acuña (ex gloria campeón con Racing) y Claudio Cabrera (con pasado en Boca y en River), contaron sus traumáticas experiencias y las dificultades que atraviesa un futbolista para sobrellevar la idea del retiro.
Infobae se comunicó con Oscar Mangione, prestigioso psicólogo deportivo y quien trabajó en Boca Juniors entre 1989 y 1993 (campeón de la Supercopa 1989, con Carlos Aimar como DT, y del Torneo Apertura 1992, bajo la conducción de Oscar Washington Tabárez) para hablar acerca de este flagelo y el drama que sufre el futbolista, no solo en la etapa final de su carrera, sino también en sus inicios.
El futbolista es un elemento descartable para los clubes. A los 30 sienten que ya están viejos y que no sirven para nada
Mangione advierte un “déficits institucional” y refuerza la idea del futbolista como un “elemento descartable” para los clubes. “A los 30 ya están viejos y todo a lo que apuesta a su identidad se rompe. La persona siente que no sirve para nada”, advierte. Y también posa su mira en los jóvenes: “¿Qué pasa con un chico que apostó toda su juventud temprana a las inferiores y llega a los 18 años y no le hacen contrato? Tiene que empezar a los 18 años. Todo el arco es lo que está mal”.
La carrera vertiginosa que va de la fama y el dinero a la pobreza y el olvido en pocos años y su escepticismo por los otros casos que no condujeron a nada. El rol que deberían cubrir la Asociación del Fútbol Argentino, Futbolistas Argentinos Agremiados y los propios clubes.
En otro orden, Mangione habla del “caso Messi” y por qué no rinde en la Selección y sí triunfa y no para de romper récords en el Barcelona, su fuerte crítica a Lionel Scaloni, cuánto tiempo afectará en los futbolista de Boca la final de Copa Libertadores perdida ante River y su pasión por la música: cómo el rock, en su juventud, y el tango, en la actualidad, se retroalimentan con el psicoanálisis.
-A propósito de la muerte del “Huevo” Toresani, ¿cómo puede describir el momento por el que atraviesa un futbolista frente al retiro y todo lo que esa decisión conlleva?
-Es un tema muy complicado y muy controvertido porque hay una apuesta muy grande sobre el futbolista desde muy chico. Desde inferiores el fútbol es lo suficientemente absorbente como para dedicarse full time en la gran mayoría de los casos. Creo que hay un déficit institucional porque son las instituciones las que deberían ofrecerles otras alternativas y las inferiores deberían ser un lugar de preparación. Podría ser como preparador físico u otro tipos de trabajos porque después lo que sucede es que el jugador a los 30 ya está viejo y todo lo que apuesta a su identidad se rompe.
-¿Cuán importante y grave es esta pérdida de identidad?
–Total. Yo voy a ser psicoanalista toda mi vida, a menos que decida cambiar, pero no hay ninguna lesión de la identidad que se altere con el tiempo. Acá, con 35 años es viejo en el ambiente de fútbol y pasa de una descompresión tremenda. La presión por la fama y la notoriedad es muy grande, con una repercusión tremenda por todo lo que uno hace y de pronto pasan a ser un desconocido, que no encuentra un lugar. El futbolista le da mucho material a la identidad y una vez que la pierde es un golpe muy fuerte, la persona siente que no sirve para otra cosa. El cambio de vida es brutal en una edad temprana de 40 ó 50 años, cuando para otros recién se sienten fuera del trabajo pasados los 80. Es muy complejo cuando no hay atención previa y preparación luego.
-No debiera ser tan difícil que los clubes pongan el foco en este tema.
–Las instituciones en el fútbol son asociaciones civiles sin fines de lucro y no deberían tratar a su principal material, que es el deportista, como un elemento descartable. ¿Qué pasa con un chico que apostó toda su juventud temprana desde inferiores y llega a los 18 años y no le hacen contrato? Tiene que empezar a los 18 años. Todo el arco es lo que está mal. Lo aprovechan lo más que pueden y después lo dejan a un lado, no se preocupan en algo más allá de las personas. Esto ocurre salvo en raras excepciones, donde los clubes le dan lugar a sus ex jugadores. Está mal hecha la estructura.
-A tu criterio, ¿cuál sería la solución?
–Se debería reglamentar que un chico que entre en inferiores también pueda capacitarse de alguna otra manera. Solo el 7 por ciento llega a la Primera, nada más. ¿Qué pasa con el otro 93%? Si eso no es ser descartable. A los 17 lo dejas abandonado. Y en la otra punta de la escala ocurre algo similar, ex jugadores que antes no podían salir ni a la calle por los autógrafos y que después pasan al olvido. Hay muchísima descompresión. El jugador tiene una presión muy alta y una exposición inmensa y después en un año pasa al ostracismo total, a ser viejo, a no tener la identidad de su profesión. Es muy complicado. Desgraciadamente pasaron estos casos, pero deberían hacer que se reflexione institucionalmente sobre este tipo de cosas.
-¿Cree que esto que pasó con Toresani puede generar un cambio?
–No lo creo, ya ha pasado y la historia te invita a ser escéptico. Yo siempre que puedo llamo la atención sobre este tema, tanto de los chicos de las inferiores como del retiro porque me parece hay algo que está mal. Por darte un ejemplo, un ídolo total como René Houseman falleció en total estado de abandono. Hay que pensar qué pasa con el jugador que quizá gana bastante dinero en un tiempo, según donde juegue y como ya no son famosos, como ya no rinden como antes físicamente los dejamos sin ningún tipo de cobertura, en el olvido. Repito, hay algo mal desde las estructuras mismas del fútbol: la AFA, Futbolistas Argentinos Agremiados y los clubes deberían plantearse esta situación como un hecho más compleja. Además, que armen una cooperativa para que ayuden a los ex jugadores y un fondo para sustentarlos si se quedan sin ningún tipo de salida laboral, mucho más si hay un tratamiento.
-En este punto, la psicología deportiva será un punto clave para generar el cambio. ¿Qué pensás sobre los que no le dan importancia a esta rama?
–Me da furia cuando algunos técnicos dicen que el psicólogo del plantel es él. Bueno andá a detectar a un melancólico, un neurótico obsesivo grave, un trastorno obsesivo compulsivo. Si sos psicólogo del grupo vamos a ver si podés. Hay un nivel de ignorancia en algunos lugares muy graves. Por suerte todo se está revirtiendo. El mental hoy en día en el deporte es lo que hace la diferencia. Hay mucha paridad técnica, mucha paridad física y no se llega a todos los jugadores fuertes de cabeza en el fútbol o en el tenis. Se puede compensar con una habilidad descollante, pero es un ambiente muy difícil solo para sobrevivir.
-Claudio Cabrera (ex Boca y River) explicó que hizo terapia de grande para superar el retiro y que pensó en suicidarse. “Camote” Acuña (gloria de Racing) lo mismo y que lo superó por su familia.
–Es clave la contención que te puede dar el núcleo primario. Cuando falla, estamos frente a los problemas que ahora se ven. Toresani no es el primer jugador que se suicida. El apoyo de la familia y los amigos es vital, pero el futbolista mientras está en el fútbol se encuentra tan aislado que es un extraño en su propia casa. Se entrena toda la semana, si llega a un club grande se concentran para los partidos y copas, pasa muy aislado de los suyos y el grupo del fútbol es muy cerrado. Después ocurre una situación totalmente desprovista y en estos jugadores que, son particularmente inhábiles desde el punto de vista psíquico, se ven consecuencias muy graves. Aunque los otros tampoco la pasan bien.
-¿Entonces es real, como reconocen muchos de ellos, que el futbolista vive en una “burbuja”, que no sabe mucho lo que ocurre a su alrededor y en la sociedad?
–Imaginate que están aislados de la familia, mirá si no lo van a estar de la sociedad. Vuelven a sus casas y son unos extraños. En la concentración tiene arreglado el horario de las comidas, de levantarse, de entrenar, de ir a dormir, y pasan de ahí a la familia y generalmente se fastidian y siguen con el partido en la cabeza. Su grupo de pertenencia es mucho más cerrado y el compañero es el que compite con él por el puesto entonces hay que pagar con motricidad fina la demanda de miles de personas. Es muy complicado a lo que se ve sometido el psiquismo del futbolista. Por eso digo que debe haber serias respuestas institucionales para esto que ocurre.
LIONEL MESSI Y EL KARMA DE LA SELECCIÓN ARGENTINA
-La Pulga no para de romper rachas en el Barcelona y en la Selección continúa siendo criticado. ¿Qué pasa por la cabeza del futbolista en este caso?
-Messi tiene un crédito ilimitado en el Barcelona. Podría equivocarse cientos de veces que no pasa nada, porque ganó todo. Le demostró al público que el equipo ganó infinidad de títulos gracias a él. Esto no pasó en la Selección, donde desde hace hace muchos años los futbolistas entran hipotecados porque justamente hay jugadores de mucho nivel y por distintas razones no se lograron los éxitos. Messi entra para sacarse cosas en la Selección y en el Barcelona juega totalmente relajado y tranquilo. Si tira una pelota 40 metros arriba del travesaño se ríe porque no tiene nada que probar. En cambio, en la selección argentina es una máquina de presión.
-¿Cuánto lo perjudica tener un entrenador sin experiencia como Lionel Scaloni? ¿Es Messi un líder en la Selección?
–Messi no es un líder del equipo y no creo que pueda absorber la presión con este DT, se necesita otro tipo de técnico en la Selección. Uno que tenga espaldas anchísimas, que sea líder y que se haga cargo porque el principal jugador del equipo no lo es, no tiene esa condición. El ejemplo en River es claro: cuenta con varios jugadores con condiciones de líder, pero además tiene un liderazgo claro en Gallardo quien absorbe todas las presiones. Cambia jugadores y el equipo sigue rindiendo bien. Repito, Messi es el jugador destacado de grupo, uno brillante, pero que no tiene condiciones de líder. Entonces, por qué le vamos a pedir más si cuenta con condiciones futbolísticas descomunales. De los últimos entrenadores de la Selección ninguno ha absorbido la presión y se la descargaron a los jugadores. Hace poco tuvimos un técnico (Sampaoli) que parecía un saltimbanqui al lado del banco, como si fuera hincha. ¿Cómo puede pensar y brindar tranquilidad a un grupo un tipo que hace esto?
-¿El futbolista nota que no hay un líder legitimado en el banco, que llegó tras una situación extraña y que además formó parte del ciclo pasado que fracasó?
–Scaloni no tiene espalda, no tiene prestigio y se pone en duda casi a priori en un puesto que es casi esencial que tenga espalda y una condición de liderazgo muy grande por ser la Selección. La gente que está encargada de nombrar autoridades en la Argentina no tiene eso en la cabeza, el único acierto fue la elección de Menotti (director de selecciones nacionales), un hombre con una trayectoria de acero, como Bilardo. Sin embargo, en el fútbol todo el mundo siempre es discutido. Salvo alguna coyuntura como la de Bianchi años atrás y la de Gallardo ahora. En este caso se trata de técnicos con trayectoria, un peso, una chapa tremenda. Yo creo que hace falta esto en la Selección y no lo están viendo.
LA FINAL DE COPA LIBERTADORES QUE GANÓ RIVER ANTE BOCA
-¿Cuánto tiempo le va a llevar asimilar esta derrota al futbolista de Boca?
-No es asimilable, esas son las cuestiones que marcan hitos en la historia. Dos circunstancias en donde no da lugar a atenuantes: el enfrentamiento fue total, por un objetivo primordial y uno de los equipos ganó claramente las dos veces. No son cosas que se borren y marcan lugares en la historia de estos equipos. Esto es producto de muchas cosas, no solo de tener un técnico y buenos jugadores, sino de que todo funcione armónicamente desde un tiempo largo. En Boca no estuvo pasando y los clubes cuentan con políticas muy distintas.
-¿Es comparable este hito que marcás con el descenso histórico de River?
-Yo creo que el descenso de River se debió a River y el triunfo de River frente a Boca, es de River en relación a Boca. Boca no lo mandó al descenso a River y River le ganó una final. Puede parecer un poco odioso para un oído parcial, pero es lo que yo pienso, no me parece homólogo. No creo que sea remontable esa final. Por supuesto, habrá un momento donde la tortilla se dé vuelta y Boca empieza a ganar y después otra vez… pero es un hito que como hito y por la competencia entre los dos clubes no se borra más.
SU PASIÓN POR LA MÚSICA Y CÓMO EL ROCK Y EL TANGO SE UNEN CON EL PSICONÁLISIS
-¿Cómo se gestó tu pasión por la música?
-Yo nací en un estudio de grabación, que era de mi abuelo, y donde venían todos los tangueros a grabar. Estaba condenado a que me guste la música. El tango particularmente, aunque tuve mi incursión a los 20 en el rock. Toqué con Celeste Carballo, Pedro Aznar, fui socio de Rubén Juárez en el Café Homero, canté con él y Raúl Lavié ahí. Siempre estuve identificado con la música, desde muy chico. A los 9 años era cantante solista del colegio primario, es mi otra pata digamos.
-Entonces heredaste tu gusto por la música de tu abuelo, ¿qué recordás de tu niñez?
-Mi abuelo era un autor de tangos y él me llevaba a SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música), que de hecho hace unos meses me homenajeó por mis 30 años de autor y compositor. Recuerdo cuando era chiquito acompañaba y él se encontraba con señores como Horacio Salgán, como Enrique Cadícamo y al estudio venía Julio Sosa. Me acuerdo de esas cosas, por eso bromeo con eso de que no tuve más remedio. Eso me marcó. Y también que desde chiquito tenga instrumentos y pueda estudiar con ellos. Incluso, aún tomo clases con las mismas maestras de mi juventud.
La grabación de Los Cosos de al Lao, en Estudio Triada junto a los maestros Pablo Agri (Violín), Lautaro Greco (Bandoneón) y José Pepo Ogivieki (Piano)
-¿Cómo conviven la música y el psicoanálisis en tu vida?
-Aprendí que esto es un “y” y no un “o”: es música y psicoanálisis y no música o psicoanálisis. Son las actividades que me toman a full las dos porque tengo consultorio de martes a viernes y los lunes lo empleo para ensayar y mis clases, lo mismo que los fines de semana. No no dejé de estudiar música nunca, lo hago desde que tengo nueve años. Psicología empecé en la Universidad después de hacer Medicina. Son mis dos grandes campos en el cual aprendí a repartirme porque no puedo ni quiero optar por alguna.
-¿Cuánto influye o contribuye, si es que esto ocurre, una actividad en la otra?
-Mucho, porque como analista me centro mucho Jacques Lacan y Sigmund Freud, es por eso que le doy una preeminencia al discurso. Las letras de los tangos son algo muy conmovedor por la profundidad que tiene como cuestión musical. Es muy muy difícil encontrar en otra música popular ese nivel. Todo eso hace que a mí me apasione y una tarea enriquezca a la otra. El ambiente artístico es un muy especial en el cual he aprendido mucho en mi vida. Son parte de mi historia y de mi vida. Aprendí con el tiempo que las dos pueden convivir y que hay que hacerse el tiempo. Estoy conforme con el reparto que he hecho en mi vida y a esta altura del partido no puedo abandonar ninguna de las dos.
-¿Por qué el tango ahora y antes el rock?
-Es por una cuestión de edad. El rock es una música que en mi época con 13 años era un auge. Tuve la suerte de conocer a Pappo, a David Lebón y a muchísimos más. Ahora me siento más identificado y más tranquilo al cantar y tocar tangos. Como decía Aníbal Troilo, el tango te espera después de los 30.
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