Las Copas se transformaron en una obsesión para Independiente. Lo dejó claro Ariel Holan, después de la vuelta olímpica del vecino celeste y blanco. Apuntaba a su poblada vitrina internacional, claro. Por historia, es lógica la declaración del entrenador que le devolvió la mística al Rey Rojo y que cumplió 100 partidos en el club. Por eso este torneo, una Copa Nacional, es la gran oportunidad para meterse en la Libertadores de 2020. No estuvo a la altura y cayó en La Paternal. Fue superado de punta a punta por Argentinos, que no le ganaba hace 7 años, en una maravillosa noche de Gabriel Hauche. Los goles de visitante le dan esperanzas para la revancha. Su rendimiento, en cambio, es preocupante.

La mayor inversión la había hecho Argentinos, pero Independiente ganaba gracias a un regalo de Miguel Torrén. Interceptó Pablo Pérez, quedó mano a mano con Lucas Chaves, achicó notablemente el arquero, pero Silvio Romero capturó el rebote. No fue egoísta el goleador; por el contrario, asistió al ex volante de Boca, quien definió con vehemencia.

El resultado era inesperado porque Argentinos había sido mucho más desde la actitud y la tenencia. Con un cinco de distribución como Fausto Vera, la conexión que podía ofrecer Alexis Mac Allister más el desequilibrio de Damián Batallini y Gabriel Hauche por los extremos, complicó a la defensa de Independiente. Especialmente, por el sector de Fabricio Bustos. Se filtraron una y otra vez el Demonio y Elías Gómez.

El lateral tuvo una muy clara cuando se escapó por la raya, entró al área con pelota domina y eligió el centro atrás cuando podría haber rematado al arco, muy a pesar de que Martín Campaña estaba cubriendo su palo más cercano.

Independiente fue más directo que otras veces. Un poco por la disposición de las funciones de los jugadores, otro tanto por el ritmo de Argentinos, que lo sometió un buen rato de ese primer tiempo. Jugó demasiado largo, metió algún pelotazo y Cecilio Domínguez y Pablo Hernández no pudieron brillar. Tampoco Benítez, esforzado por colaborar con Bustos para tapar las subidas de Hauche y Gómez. El más destacado, el que mostró luces en el medio de la oscuridad creativa fue Pérez. Así y todo, Independiente pudo liquidar el partido en una contra que desperdició Romero, nuevamente mano a mano con Chaves. Resolvió mal el cordobés.

Entonces, llegó el empate de Argentinos cuando se diluía la primera etapa. Se durmió Brítez y Batallini metió un centro envenenado. Bustos no pudo cerrar porque se lesionó en el aire y Hauche dejó su sello goleador contra Independiente, una costumbre que arrastró de Racing.

Consciente de que el empate favorecía a Independiente, Argentinos salió decidido a buscar el triunfo en el segundo tiempo. Con Elías Gómez como principal arma. El lateral fue punzante. Y de entrada, metió un centro que cabeceó Hauche y encontró una gran respuesta de Campaña.

A pura presión, instalado en el campo rival, lo empujó contra su arco a Independiente. Y Gómez fue la llave del gol. Otra vez pasó al ataque, metió un remate rasante, dio rebote Campaña y Spinelli, siempre presente en el área, aprovechó el rebote del arquero para cabecear al gol.

Estaba perdido Independiente, sólo encomendado a la claridad de Pérez. No tuvo compañía. Y Holan mandó a la cancha a Pizzini en lugar de Benítez, desgastado por el ida y vuelta con Gómez. No obstante, Argentinos estuvo más cerca del tercero que su ilustre rival del empate.

Y lo consiguió Hauche, endemoniado, de zurda. Independiente había apostado a Gaibor para colaborar en la gestación. Y el ecuatoriano fue el gestor del gol de Domínguez, que cabeceó un centro de Pizzini. Ese gol postrero del paraguayo -que sufrió una falta de Torrén que merecía la expulsión- y algunas atajadas de Campaña salvaron la ropa roja de cara a la revancha del domingo. No es poco teniendo en cuenta tantos desniveles.

Categorías: Fútbol

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