Un equipo español, conformado por cuatro estudiantes de la escuela de negocios ESADE, ganó la final de la competencia internacional para universitarios “KPMG Innovation and Collaboration Challenge” (KICC) 2019. Entre el lunes y jueves pasados, los 21 equipos ganadores de las finales locales de cada país, estuvieron abocados a elaborar una propuesta que respondiera a la consigna: ¿qué innovación podría ayudar a transformar el sistema de salud para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades no transmisibles en comunidades desfavorecidas?

La evaluación, a cargo de un jurado internacional de 15 miembros, tomó en cuenta que las respuestas fueran imaginativas, que incluyeran nuevas tecnologías, desarrollaran un plan de negocios sustentable en el tiempo y con una estructura de costos viable. Luego de un proceso de eliminación, de los 21 quedaron cuatro equipos (además de España, Estados Unidos, Canadá y Emiratos Árabes Unidos), que presentaron sus propuestas frente a un jurado reducido de cinco integrantes.

El equipo español ganó con la propuesta de una tecnología orientada a la obtención de datos para la prevención en salud.

El equipo español ganó con la propuesta de una tecnología orientada a la obtención de datos para la prevención en salud.

La propuesta ganadora, que desarrollaron los españoles Juan Beltrán Irún, Alvaro Lizán Nicolau, Alisa Znamenskaya y Jaime Machimbarrena Rico, consistió en una solución tecnológica aplicable en estructuras tipo quiosco, instaladas en una primera etapa en áreas urbanas y luego en zonas rurales, a través de las cuales se podrían monitorear enfermedades cardíacas y respiratorias con exámenes básicos cuyos resultados se envían a una base de datos . Esta información serviría para tomar medidas preventivas o decidir acciones sanitarias para atender a las poblaciones afectadas.

Es la primera vez que la final de esta competencia se realizan en Buenos Aires. Participaron 11 equipos europeos, 5 americanos (contando el local), 3 asiáticos y 1 africano. Para participar, los equipos debían ser mixtos e incluir por lo menos un integrante de alguna carrera de las conocidas como STEM (por las iniciales en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática).

De esta edición del KICC participaron, desde sus primeras etapas en cada país, 17.500 estudiantes de todo el mundo. Florencia Díaz Ceballos (21 años), de la licenciatura en Nutrición de la UB, Tatiana Gelblund (23) de la carrera de Biotecnología y Tecnología Industrial de los Alimentos de la UADE y Alejandro Quintero (19) y Sebastián Schindler (22), ambos de Economía y Finanzas de la UADE, integraron el equipo argentino que ganó la fase local y participó de la final internacional.

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“Vi la publicidad de la competencia en Instagram y me llamó la atención hacer el desafío, probarnos a nosotros mismos”, cuenta Alejandro, que es venezolano y se radicó en la Argentina hace un año y medio. “Le dije a Seba, con quien somos amigos desde que llegué aquí, y nos inscribimos. Pero necesitábamos dos miembros más para poder competir”.

Por su parte, Tatiana se enteró del concurso por la bolsa de trabajo de la universidad. Y desde KPMG la contactaron con Alejandro y Sebastián. “La consigna de esa primera fase del desafío era cómo innovar en la salud y el bienestar de las poblaciones en situación de riesgo. Y para la idea que teníamos, necesitábamos a alguien con una mirada médica o nutricional”, cuenta Sebsatián. Así, encontraron a Florencia.

El equipo desarrolló el proyecto de un suplemento nutricional para poblaciones vulnerables: “La idea es reciclar alimentos, de lo que se descarta de las industrias. Recolectarlo, disminuir el tamaño, que no tenga agua, no tenga humedad, más que nada por el tema de desarrollo bacteriano, y que quede como un polvillo. Se trata de agregarle los nutrientes esenciales para una dieta balanceada y repartirlo como suplemento a las personas con más necesidades, principalmente los chicos”, detalla Tatiana. La fnal argentina fue el 19 de febrero y las presentaciones fueron en inglés.

Según Sebastián, lo que jugó a favor del equipo fue “el realismo y viabilidad del proyecto”. Además, según Florencia, “el jurado valoró el funcionamiento de equipo. Por ejemplo, en un momento de la presentación me trabé y fue Sebastián a ayudarme”, dice. Desde entonces, se prepararon para la final internacional con un coach de la consultora. Los cuatro argentinos rescatan la experiencia como valiosa para su formación: “Nos da una mirada de lo que va a ser el mundo laboral y de cómo es hacer una presentación profesional”, dice Florencia.

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