Hay un axioma que no por remanido deja de ser cierto: el teatro es magia. Pero, como en todo truco, están aquellos que poseen un nivel de sofisticación, toda una ingeniería detrás, que convierte a la ilusión en arte, en una pieza preciosa que nunca termina de generar asombro, este tipo de truco que nos hace bajar la mandíbula sin que lo notemos, porque nos toma, se apropia de nuestra voluntad, nos regresa a la niñez, nos vuelve felices. Y El hombre que perdió su sombra, la obra infantil -pero disfrutable para todos- que se presenta en el Teatro Cervantes es una de esas extrañas oportunidades en que la prestidigitación, tanto en el escenario como tras bambalinas, es un engaño bien recibido, esperado incluso, por qué a fin de cuentas quién no desea ser sorprendido.

Gastón Exequiel Sanchez, la sombra, se prepara antes del inicio de la obra
Gastón Exequiel Sanchez, la sombra, se prepara antes del inicio de la obra

En su segunda temporada, la obra basada en la novela La maravillosa historia de Peter Schlemihl, escrita por el poeta y botánico alemán Adelbert von Chamisso, puede considerarse como una sutil delicia para los sentidos, donde conviven el humor con la fantasía en una preciosista puesta en escena, digna de los mejores teatros del mundo. Y por eso, Infobae Cultura participó de su backstage, pero no con el espíritu de aquel que desea desentrañar el truco, quitarle la magia a la magia, sino de poder percibir cómo ésta sucede, con ojos cargados de sana ilusión.

Aex Krygier y Alejandro Terán
Aex Krygier y Alejandro Terán

En la historia (Spoiler alert) un hombre de una clase social baja (Peter, interpretado por Santiago Otero Ramos) se enamora de una mujer (Fanny, por Griselda Montanaro) y para lograrlo troca su sombra por un bolso infinito de dinero a un peculiar personaje, el Hombre de Gris (Sebastián Godoy). Por supuesto, por esa decisión solo obtendrá penurias, por lo que recurre a un asistente (Bendel, por Pablo Fusco) para recuperar aquello que nunca debió dejar partir, esa sombra (Gastón Exequiel Sanchez). Hasta aquí, otra historia de amor, desengaños y la esperada -y por qué no emotiva- redención.

Hasta las vacaciones de invierno, la obra se presenta los fines de semana. Luego, de miércoles a domingos
Hasta las vacaciones de invierno, la obra se presenta los fines de semana. Luego, de miércoles a domingos

Lo que hace a la obra mágica sucede tanto en el escenario, como detrás. Las actuaciones, plenas de un humor directo y efectivo, lucen frescas y renovadas debido a la complicidad que se produce entre los intérpretes. Es a tal punto así que todos los que participan del detrás, de vestuaristas a maquilladoras, siguen riendo como si fuese la primera vez. Es una energía que contagia, que se derrama y llega a cada rincón de la sala María Guerrero. Entre ellas se encuentra Lola Kohakura, maquilladora, quien además de retocar constantemente la apariencia de los actores también se anima a hacer coros en algún momento de la obra, mientras realiza su tarea. “La diferencia con otras obras es que en esta tenemos una mayor cercanía a lo que sucede. No solo porque hacemos nuestro trabajo, sino también porque mucho de lo que pasa es detrás de escena y eso genera otro vínculo, otra forma de disfrutarlo”, dijo.

El hombre de gris y la sombra, detrás de escena
El hombre de gris y la sombra, detrás de escena

Paper cut: lo que el público ve y no

Detrás de la gran pantalla blanca que hace las veces de escenografía suceden tantas cosas, como en el frente, o más. El hombre que perdió su sombra es un juego de coordinación constante, ya que se compone tanto de los visible como de lo que no se observa, lo invisible, lo mágico. La unidad que se produce entre el actor frente a la gente y su sombra es admirable, es casi como si un evento de doppelgänger se produjera frente a cientos de personas.

Las manos mágicas de Johanna Wilhelm y Gisela Cukier
Las manos mágicas de Johanna Wilhelm y Gisela Cukier

Es tan interesante aquello que solo se aprecia en sombras proyectadas que desde la dirección de la obra, Eleonora Comelli y Johanna Wilhelm, plantearon alguna vez que un grupo reducido del público pudiese presenciarlo, pero por cuestiones técnicas -por ahora- no es posible. En el back hay dispuestos dos retroproyectores, desde donde Wilhelm y Gisela Cukier, dos reconocidas artistas del papercut, van dándole a la narrativa los elementos visuales.

Sucede tanto en el escanario como detrás
Sucede tanto en el escanario como detrás

“Son muchas disciplinas juntas. Lo que hicimos fue que alguna disciplina tome el mando y las otras se ordenaban depende la escena. A partir de eso, acomodamos las demás. Fuimos ordenando capa por capa, construyendo todas, pero siempre alguna tenía un poquito más de protagonismo”, explicó Comelli. Y Wilhelm, agregó: “Trabajamos todos juntos, en simultáneo en los ensayos y fuimos generando cada escena y junto a Gisela hicimos la parte de las proyecciones pensando en los movimiento para cada escena”.

A través de dos retroproyectores se genera mucho de la historia
A través de dos retroproyectores se genera mucho de la historia

Por su parte, Fusco (Bendel) sumó: “Yo creo que es como una totalidad que se dio como una cosa casi alquímica de las personas que formamos parte del proyecto, las capas de las que hablaban conforman la obra en sí, las sombras, la actuación nuestra por delante, la música en vivo”.

Y la música, esa pieza esencial, debería tener su propia lista de spotify para que, aquellos que fueron a la obra, puedan volver una y otra vez con solo cerrar los ojos. Las canciones, melódicas, dulces, de letras sensibles y profundas, estuvieron a cargo del cantante, compositor, productor y multi-instrumentista Axel Krygier, quien en piano junto a Alejandro Terán (clarinete y viola) y Christine Brebes (violín) son una parte importante de la creación de la atmósfera. Quien no abandone la sala entonando “Todos somos luz y somos sombra” no merece volver.

La coordinación a ambos lados del escenario es de un mecanismo suizo
La coordinación a ambos lados del escenario es de un mecanismo suizo

El público, aliado imprescindible

Existe un momento (segundo spoiler) en que las sombras toman los palcos, corren por la sala, generando la explosión del público, la admiración de los más chicos, que levantan sus brazos tratando de tocar a los actores. Y eso sucede porque el nivel de relación que se produce es estrechamente hipnótico.

Las sombras se pasean entre el público
Las sombras se pasean entre el público

“Creemos que se termina de armar esta sinergia con el público. Entendemos que hay un trabajo de dirección, de actuación, técnico. Todos los y las que conforman el Teatro Nacional Cervantes generaron un clima de absoluta libertad y compromiso y eso creo que abonó un sustrato donde nosotros pudimos germinar de la mejor manera. Una alegría que se traslada al público de poder hacer lo que estamos haciendo en este lugar. Tenés la Sala María Guerrero llena de personas, de chicos; nos han hecho comentarios muy emocionantes, nos atraviesa esta experiencia, nos ha modificado. Como cuando se trabaja en una forja, pusimos este producto al rojo vivo y el público es el que da el sello final”, dijo Fusco.

Santiago Otero Ramos interpreta a Peter
Santiago Otero Ramos interpreta a Peter

Una vez terminada la obra, los protagonistas salen al foyer para saludar. Y allí están, hasta la última foto, hasta el último abrazo, en un gesto de agradecimiento que se produce en ambas direcciones, donde no faltan algunas lágrimas, donde sobran las sensaciones.

Una obra plena de matices
Una obra plena de matices

“Ellos son los que nos avisan lo que funciona, lo que no funciona y nosotros apostamos cuando el público reacciona. Y creo que eso hizo que la obra crezca cada día un poco más. Y que todos vuelvan y las palabras de amor al final lo son todo, nos emocionan. Muchas veces también nosotros nos vamos llorando”, comentó Montanaro, “Fanny”.

Griselda Montanaro es Fanny
Griselda Montanaro es Fanny

Este año la obra incorporó funciones con recursos accesibles, pensado para personas con discapacidad sensorial visual, auditiva y comunidad sorda. El 28 de septiembre se realizará la próxima función. “Las funciones de accesibilidad fueron tal vez el pico más alto de emoción. Y ojalá que se puedan repetir, me parece como un acto de vanguardia que esta obra tenga otros alcances”, dijo Fusco. Y la directora Comelli agregó: “Estaría buenísimo que lo pudiéramos hacer para todo el país. Sería genial poder hacerlo en todo el territorio, siendo una producción del Teatro Nacional”.

Ganadora del Premio Hugo Mejor Musical Infantil 2018, El hombre que perdió su sombra es una experiencia que no puede ser olvidada, que hace vibrar a los más chicos y emocionar a los mayores y divertirse a todos.

Pablo Fusco, Bendel, se fotografía con el público al final de la obra
Pablo Fusco, Bendel, se fotografía con el público al final de la obra

Ellos pisan muy suavemente el escenario, como si, de tan ligero, sus pesos nunca llegaran a plantarse del todo. Flotando van, envueltos en un bramido que no se apaga, de aplausos y vítores. Y si bien la canción final reza que “todos somos luz y somos sombras”, la experiencia es tan lumínica, tan brillante, que nada cuesta dejarse encandilar por la magia. Nada.

Saludo final y una merecida ovación
Saludo final y una merecida ovación

Fotos: Franco Fafasuli
Video: Gastón Taylor
Edición de video: Laura Latella

*El hombre que perdió su sombra
Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815
Sábados y domingos 15 h
En vacaciones de invierno: Miércolrs a domingos, a las 15

 

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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