Mal gusto, osadía, kitsch, héroes del diseño que no pretenden serlo. Muchas palabras y términos pueden quedar unificadas bajo el concepto de Camp, esa corriente artística considerada como una copia inferior de estilos existentes que tienen algún grado de valor artístico reconocido y que este año será el tema principal de la gala de primavera del Metropolitan Museum of Art, Nueva York, y que tendrá su muestra correspondiente.
La Gala del Met, uno de los eventos culturales más esperados de EE.UU., poseerá -además de un despliegue de vestuarios que luego casi nadie replica en las calles- una fuerte impronta literaria, ya que estará inspirada en Camp: Notes on Fashion, el ensayo de la célebre autora estadounidense Susan Sontag de 1964, libro que la otorgó estatus de crítica cultural y que “que examina cómo los elementos de la ironía, el humor, la parodia, el pastiche, el artificio, la teatralidad y la exageración se expresan a la moda”, dicen desde el museo.
La esencia de Camp, dice Sontag en los párrafos iniciales de su ensayo, es “su amor por lo antinatural: lo artificial y lo exagerado”. A lo largo de 58 notas, la autora fallecida en 2004 indaga sobre lo que hace que algo o alguien sea camp, cómo funciona el camp como verbo y cómo puede y debe encarnarse su espíritu. “El camp es una visión del mundo en términos de estilo, pero un tipo particular de estilo“, señala Sontag y agrega: “Es el amor por lo exagerado”.
La muestra -que comienza el 9 de mayo y se extiende hasta el 8 de septiembre- está compuesta por alrededor de 250 objetos que datan desde el siglo XVII hasta el presente. La exhibición de primavera 2019 de The Costume Institute, además, explorará los orígenes de esta exuberante y extravagante estética.
En su ensayo de Sontag sostiene: “El camp es un solvente de la moralidad. Neutraliza la indignación moral, patrocina el juego “, afirma en la nota # 52, mientras que en la nota # 24, se apresura a explicar que” cuando algo es malo (en lugar de Camp), es a menudo porque es demasiado mediocre en su ambición. El artista no ha intentado hacer nada realmente extravagante”. En ese sentido, agrega que Camp no es una descripción de lo que es buen gusto o mal gusto, sino una medida comprometida con un objetivo.
Andrew Bolton, curador del Met’s Costume Institute y creador del tema de este año, comentó en una entrevista con Vogue que la palabra Camp proviene del verbo francés “se camper“, que se traduce como “hacer una pose exagerada” y que surgió a partir de los extravagantes looks del duque de Orleans Philippe I, hermano del rey Luis XIV, quien fue educado de manera poco convencional para la época, para jamás llegar al trono, y que aparecía en reuniones sociales vestido como mujer.
La primera mención de Camp -dice Bolton- apareció en una carta de 1869, escrita por Lord Arthur Clinton a su amante travesti Fredrick “Fanny” Park, donde escribió: “Mis intentos de campear no encuentran actualmente el éxito que merecen. Todo lo que hago parece meterme en agua caliente”.
Más allá de sus orígenes en los siglos XVII y XVII, con el auge de la literatura francesa de entonces, el término se asoció al arte rococó y luego se extendió hasta la cultura queer contemporánea. El destacado autor británico Oscar Wilde resaltó su afinidad por el Camp, tanto en su vida como en su obra, y también este estilo estuvo presente tras las revueltas de Stonewall, en 1969, cuando una redada policial en un pub neoyorquino de Greenwich Village generó el levantamiento de la comunidad LGBTQI contra un sistema que perseguía a los homosexuales y que es considerada como el catalizador del movimiento moderno pro-derechos LGBTQI en Estados Unidos y en todo el mundo. Luego, fue utilizado en diferentes subculturas, con iconos como Cher o Bette Midler, explican los expertos.
Para Bolton la visión que Sontag respalda en su ensayo “señala que la sensibilidad se caracteriza por sus niveles extremos de artificio y estilización, especialmente en lo referente a estética y presentación”. Para ella, Camp es exitoso, no solo por su apariencia exagerada, sino también por el serio esfuerzo y la energía que impulsan a crear una pieza indignante y sensible a la vez. Eso sí, aclara, Sontag es cuidadosa en distinguir que aquellos que buscan ser campy, sin embargo, no suelen lograrlo: “El camp es completamente ingenuo o completamente consciente (cuando uno juega para ser campy.)”.
SIGA LEYENDO
Mary Quant, la revolución en la moda y la liberación femenina en la Londres de los 60
Valerie Steele: “Los buenos diseñadores no copian a las subculturas”