Mientras algún intendente le avisó a Daniel Scioli que no pasara por su distrito, tal vez porque no le gustó que haya dicho que será candidato aún si Cristina Kirchner se presenta en las próximas elecciones, el de Almirante Brown, Mariano Cascallares, lo acompañó en la semana en su recorrida.

Primero visitaron a un emprendedor, Damián Olguín, en su taller de herrería. Y después la empresa metalúrgica familiar Jucani, en el Parque Industrial ubicado en Burzaco.

“Tranquilo no es un timbreo, no somos de Cambiemos”, se presentó el ex gobernador ante Olguín que le contó sus penurias laborales. Dijo que hacía mucho que no vendía nada y Scioli, que es fanático de su Scalextric, se entusiasmó con un auto hecho por el herrero. Cuando lo quiso comprar Olguín le dijo que valía $ 300 pero el gobernador le dijo que era poco. Ante la negativa del artesano, Scioli insistió y le pidió a un colaborador que pagara $ 500. Y se fue contento con su “chiche” nuevo.

En Jucani a Juan Carlos Nicosi le tembló la voz y se le llenaron los ojos de lágrimas cuando contó que suspendieron personal y que no producen por el momento, sólo venden su stock.

En el comunicado oficial no hubo mención al autito. Sí al FMI y a Mauricio Macri. “Cuando veo todo el esfuerzo que están haciendo las pymes y los comerciantes, estoy cada vez más convencido de que el modelo tiene que ser productivo y dejar atrás la vieja receta del ajuste que solo beneficia a los banqueros y a un par de especuladores”, señaló en tono de campaña y agregó que “por el bien de la Argentina, me hubiera gustado equivocarme en el recordado debate, pero lamentablemente se cumplieron cada una de las cosas que anticipamos en aquel momento”.

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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