El final de la carrera del argentino que participó de una ultramaratón en plena cuarentena (Pedro Kablan/Infobae)

A pesar del aislamiento social preventivo y obligatorio que le impide salir de su casa, Rodolfo Rossi, empleado de una empresa familiar de venta por Internet y ultramaratonista de vocación, nunca dejó de correr ni perdió ritmo de competencia. Para ello adaptó su departamento del barrio porteño de Belgrano, movió unos muebles y ganó metros de espacio a base de ingenio. Armó en el interior de su vivienda un circuito de 40 metros, que le sirvió para practicar una hora todos los días desde el 20 de marzo.

Ayer volvió a correr. Pero esta vez de una manera bastante diferente…

La semana pasada, Rodolfo recibió una invitación vía Facebook para participar en la “100K Indoor confinamiento 2020”. Esta carrera surgió como idea de los organizadores de la ultramaratón de Los Alcázares, en Murcia, quienes ante la cancelación por la pandemia del coronavirus, se les ocurrió hacer una prueba indoor. Así, en lugar de las calles de la región española, los escenarios fueron salones, garages, patios, terrazas.

El circuito por el que corrió Rossi (Infobae)

Este año, Rodolfo solo había corrido 10K en Pinamar. Y a futuro tenía en agenda dos carreras: un metropolitano de veteranos de 10K en agosto, y otra ultra de 100K en septiembre. Por el momento no se sabe si estas dos se llegarán a disputar debido a la alteración del calendario anual. La Confederación Argentina de Atletismo decidió hace unos días atrás suspender todas las competencias atléticas programadas para los meses de mayo y junio a modo de prevención. En el mundo runner todo es una incógnita.

En medio de este contexto de incertidumbre, al hombre se le presentó esta posibilidad. La propuesta le interesó y la aceptó con mucho gusto: “Siempre busqué hacer cosas me emocionaran, y esto me emociona mucho. Es algo único, una oportunidad que uno la va a recordar dentro de muchos años. Haber podido compartir un evento así, en este momento tan especial y con esta comunidad del ultramaratón. Me atrajo eso”, contó Rodolfo en diálogo con Infobae.

De la carrera participaron casi 350 corredores de España, Bélgica, Francia, Estados Unidos, Emiratos Árabes, además de cinco argentinos. Todo un grupo de deportistas alejados por la distancia y unidos por la pasión de la actividad. La organización les envió a cada uno un dorsal. Empezó a las 8 (hora argentina). Conectados través de WhatsApp, hicieron la habitual cuenta regresiva y sincronizaron la largada. Hubo dos distancias (50 y 100 kilómetros) y dos modalidades: algunos corrieron en cinta y otros, como en el caso de Rodolfo, lo hicieron por alrededor de la casa.

Rodolfo con su número de dorsal
Rodolfo con su número de dorsal

Rodolfo, que hoy tiene 44 años, corre desde los 9. Está acostumbrado a desafíos sumamente desgastantes. En 2015, por ejemplo, corrió desde La Quiaca hasta Ushuaia, siguiendo el trazado de la Ruta Nacional N° 40. Fueron 113 días de una travesía que después narró en el libro “Corre 40″. Ese periplo le demandó correr 5.596 kilómetros repartidos en 12 provincias, con tramos de hasta 5.000 metros de altura, climas extremos (temperaturas de 14 grados bajo cero, vientos de 120 Kms/h). Gastó nueve pares de zapatillas, terminó dos dedos quebrados y perdió seis uñas.

Con la ultramaratón indoor se encontró con un reto completamente distinto y que suponía una exigencia mental considerable.

Ayer, Rodolfo repitió la rutina que sigue antes de una carrera convencional. Se despertó dos horas antes, desayunó e hizo la digestión hasta que unos 10 minutos previo a poner las piernas en movimiento, empezó el calentamiento. Ya en acción, su esposa e hijos lo fueron asistiendo. Los chicos, de 10 y 12 años, incluso lo acompañaron unas vueltas. Sobre una mesa colocada a mano, puso alimentos y bebidas que fue ingiriendo para compensar el gasto energético.

Los alimentos y las bebidas que el corredor consumió durante la carrera
Los alimentos y las bebidas que el corredor consumió durante la carrera

Para hacer los 100 kilómetros, Rodolfo corrió en un circuito rectangular que atravesaba el living, el comedor, el pasillo, la cocina y el balcón de la vivienda. En total dio 2.500 vueltas dentro de su casa durante 10 horas, 29 minutos y 34 segundos. Si bien aspiraba a bajar de las 10 horas, sabía que era muy complejo: “Mi menor tiempo en 100K (ruta) es 8 horas 7 minutos (en 2005, campeón argentino). También tengo 8 horas 33 minutos en cinta (en 2015, récord argentino). En este caso hice mas tiempo porque es un circuito muy corto con muchas curvas cerradas y cuando empezás a acelerar ya tenés que volver a frenar”.

Al cabo de la hazaña, contó con el resto de aliento que le quedó: “Estoy fusilado, fue durísimo, un reto mental tremendo. Salí rápido y la primera mitad la pasé en 4 horas 48 minutos y pagué en la segunda mitad, se me hizo muy duro. Tengo contracturada la espalda, la cervical, la zona lumbar, y agarrotadas las rodillas y los cuádriceps. Pero fue una experiencia espectacular y lo más importante fue haberlo compartido con toda la comunidad de ultramaratón. Estoy muy contento”.

Satisfecho por haber completado la prueba, Rodolfo dijo que necesita correr, que es una manera en que su cuerpo se descarga. “Hay una plaza que la veo desde el balcón, donde suelo correr a la mañana, y me quiero matar por no poder ir”, contó entre risas. Aunque aclaró que se opone a aquellos que no soportan la cuarentena y se quejan y presionan para que se habilite la actividad.

La idea de hacer espacio en su hogar le sirvió para satisfacer esa necesidad de correr y concretar la hazaña. Su departamento está en un piso 15, el último del edificio. ¿Qué opina el vecino de abajo? “Hasta ahora no se quejó. Y mirá que ya llevamos casi un mes que todos los días le doy…”

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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