Charly García volvió a tocar en el Luna Park tras siete años de su último show allí. Nito Mestre y Pedro Aznar fueron los invitados (Franco Fafasuli)
Charly García volvió a tocar en el Luna Park tras siete años de su último show allí. Nito Mestre y Pedro Aznar fueron los invitados (Franco Fafasuli)

“Las cosas ya no son como las ves”, soltó Charly García y apuntó con su índice derecho hacia el público, en línea paralela con la alfombra roja que lo condujo a su trono con respaldo Chester. Ni una butaca vacía y todo el mundo, hasta el silencio, hipnotizado por la delicada versión de “Canción de dos por tres”. Sobre su último acorde dijo “muchas gracias, buenas noches”. Iban exactos cuarenta y cinco minutos de show cuando Charly se levantó no sin dificultad del sillón, buscando la salida. Rápida de reflejos, Rosario Ortega -más una segunda voz que simple corista- corrió a atajarlo, le dijo algo al oído y lo convenció de que había que seguir.

Ahí vino la stoniana “El aguante” y, a su final, volvió a repetirse la escena con Ortega, aunque esta vez parecía en serio ya que el telón comenzaba a cerrarse: “No hay más presupuesto”, bromeó García mientras la banda -Fabián “Zorrito” Quintiero en teclados, los chilenos Kiuge Hayashida, Toño Silva y Carlos González en guitarra, batería y bajo, respectivamente- apuró el inicio de “Rezo por vos”. Con prepotencia rockera, sacaron adelante lo que hubiera sido un bache e hilaron “Demoliendo hoteles” y “Nos siguen pegando abajo”, sin respiro, para redondear la primera hora de set y, ahora sí, correr el telón.

Nito Mestre cantó el primer tema de la noche, “Instituciones”, clásico de Sui Generis. También se sumó en “El día que apagaron la luz” (Franco Fafasuli)
Nito Mestre cantó el primer tema de la noche, “Instituciones”, clásico de Sui Generis. También se sumó en “El día que apagaron la luz” (Franco Fafasuli)

Las cosas habían comenzado con “Pepperland” (un incidental orquestal de The Beatles de “Yellow Submarine”) sonando en loop como previa. De repente, aun con las luces prendidas y el público terminando de ingresar, el riff de “Instituciones” (Sui Generis) comenzó a sonar lento, acomodando las cuerdas  nota por nota, durante varios minutos. Alguien estaba afinando, tal vez un sonidista. Hasta que se escuchó esa voz inconfundible sobre el mic: “Vamos”. La ovación le dio pie al comienzo formal del tema, mientras se revelaron las siluetas de Charly -era el de la guitarra, claro- y Nito Mestre en el rol de cantante principal, acompañados por el grupo.

Así, “la torre de Tesla” -tal es el concepto del show de Charly del último año y medio, que incluye el subtítulo “O cómo dejé de preocuparme por el gobierno y amé la torre”- comenzó a emitir sus primeros rayos, siempre con el brazalete de “Say No More” atado.

“La torre de Tesla” emitiendo a pleno. La banda de Charly García la componen Fabián “Zorrito” Quintiero, Rosario Ortega, Kiuge Hayashida, Toño Silva y Carlos González (Franco Fafasuli)
“La torre de Tesla” emitiendo a pleno. La banda de Charly García la componen Fabián “Zorrito” Quintiero, Rosario Ortega, Kiuge Hayashida, Toño Silva y Carlos González (Franco Fafasuli)

La vuelta de Charly al Luna Park tras siete años sin tocar allí fue, desde el repertorio, bastante similar a lo que venía haciendo en las presentaciones del último tiempo, tanto en el Gran Rex como en el Coliseo. De la misma forma, las entradas volaron en muy poco tiempo:  solo necesitó tres horas para agotar casi 8 mil entradas.

Y allí estaba su público fiel, viendo la enésima versión de García, todavía con las secuelas de su operación de cadera y con modales lentos, pero de buen ánimo y a gusto con la convocatoria: “Muchas gracias por el cariño”, le devolvió el “borombombóm, borombombóm” a la “banda de Say No More. Pero aunque no puede tocar con la frecuencia que le gustaría, lo está haciendo cada vez más seguido y en lugares más grandes.

El show duró casi una hora y media, formado por sus clásicos pero también mucho espacio para las canciones de “Kill Gil” y “Random”, sus últimos dos discos (Franco Fafasuli)
El show duró casi una hora y media, formado por sus clásicos pero también mucho espacio para las canciones de “Kill Gil” y “Random”, sus últimos dos discos (Franco Fafasuli)

Para este show especial necesitó de cinco ensayos más uno final en el Luna Park, ocurrido solo 24 horas antes, que terminaron de poner a punto a una banda que es más funcional y sólida que brillante. De hecho, nada se luce más que las canciones en sí mismas: casi no hay solos ni hay zapadas; quedan bien al frente la poesía y la música de García: las verdaderas estrellas, incluso por encima de sí mismo.

Y entre los clásicos más cantados, apareció el espacio para lo último de su catálogo: “La máquina de ser feliz”, “Rivalidad” (“Dios bendiga la rivalidad”, se reversionó en este tema que reivindica las “grietas” entre las personas), “Lluvia” y “Otro” (“Una canción inspirada en los castings”), todas de “Random” (2017). Junto a la emotiva “King Kong” y la solitaria “In The City That Never Sleeps” -de Kill GIl (2010)-, figuraron al lado de glorias como “De mí”, “Cerca de la revolución” -aquí volvió a agarrar la guitarra- y “Parte de la religión”.

“Zorrito” Quintiero, compañero de Charly García desde los años 80, secunda en los teclados y se encarga de la dirección musical de la banda (Franco Fafasuli)
“Zorrito” Quintiero, compañero de Charly García desde los años 80, secunda en los teclados y se encarga de la dirección musical de la banda (Franco Fafasuli)

El comienzo del segundo acto trajo al otro invitado de la noche: Pedro Aznar, en bajo y voz, para una lectura intensa de “No llores por mí, Argentina”, que revivió la energía y el espíritu intenso de Serú Girán

A su término, volvió Nito Mestre para “El día que apagaron la luz” (“Esta la escribí ayer”, dijo Charly sobre uno de los temas que musicalizaron el regreso de Sui Generis en el 2000), ilustrado desde las pantallas con escenas de la película “Help!”, de los Beatles. Lo cinematográfico tiene su importancia en el show y Charly demuestra cinefilia apelando a fotogramas de algunas como “Toro Salvaje”, “Gothic”, “Los productores” y “2001: Odisea en el Espacio”. Incluso la apilada histórica de Diego Maradona ante Inglaterra sirvió para acentuar la frase “podés hacer un gol y podés llevar tu luna al cielo” contenida en “Yendo de la cama al living”.

Charly tocó y cantó 20 canciones en casi una hora y media de show (Franco Fafasuli)
Charly tocó y cantó 20 canciones en casi una hora y media de show (Franco Fafasuli)

Pese a que el público pide más -siempre pide más-, quedaban las últimas descargas de la torre de Tesla, para dos grandes versiones: primero hizo girar una bola espejada para iluminar la melancolía de “Ojos de videotape” y después soltó un tímido rayo intermitente para “Total interferencia”, esa que fue compuesta a cuatro manos con Luis Alberto Spinetta.

“Chau”, se limitó a decir Charly con la cortina ya corrida, mientras la banda seguía estirando la coda. La próxima será cuando García vuelva a tener ganas, volviendo en ley su divino capricho.

Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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