Amélie Nothomb - Sed
Amélie Nothomb presenta su nueva novela “Sed”

Tenía tres años cuando el padre le habló de Jesús. Amélie Nothomb, prolífica escritora belga, hija de padre diplomático, nacida en Japón, desde 1992 escribió más de treinta títulos. Ganó el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa en 1999 y el Premio Renaudot por su novela Premier Sang. Además de escribir ficción, Nothomb es guionista. También ha escrito canciones. Pero nada de todo esto logró dejar de lado una certeza que siempre tuvo: desde el momento en que Patrick Nothomb le habló de Jesús jamás pudo olvidarlo.

En conferencia de prensa desde Barcelona, Nothomb contó al auditorio presente y al virtual (la prensa latinoamericana) que le llevó cincuenta años de premeditación escribir Sed (Anagrama), el libro sobre la crucifixión, el libro que convoca la rueda de periodistas.

Sed es el proyecto más viejo, y creo que podemos decir, el más importante de mi vida”, asegura. “Es la única vez que pude pensar un libro con cincuenta años de premeditación. Eso no volverá a suceder jamás”.

“Superhéroe” no es una palabra comúnmente asociada a Jesús, el hijo de Dios. Y sin embargo esa fue la que se le ocurrió a la pequeña Amélie cuando su padre le contó acerca de este hombre que, contra toda lógica, acepta ser crucificado.

“No sabía cómo, pero de un modo u otro, estaba segura de que quería asociarme a esa historia. En ese momento, no tenía idea de que iba a ser escritora. No sabía de qué modo iba a suceder, cómo iba a acercarme a Jesús. Pero sabía que era esa historia la que quería contar un día”. Entonces se entrenó para contarla: escribió todos los libros que pudo. Sed es, a la luz de esta confesión, la culminación de la carrera literaria de Amélie Nothomb.

Lo divino es lo humano

Es la aceptación del sufrimiento a sabiendas de que nada cambiaría para los hombres lo que cautiva a la futura escritora. Un acto vacío de lógica (“Jesús era un hombre inteligente”, dice en la conferencia), y aun así aceptado. Aun así vivido con la mayor lucidez.

“Si fuese el hijo de Dios, sería fácil”, cuenta. “A mí me interesa el humano, el hombre que fue Jesús, pero que podría haber sido cualquier hombre”. Decidió estar ahí, completamente, para otros (“una completa locura” en palabras de Nothomb), en definitiva, algo que todos podríamos hacer.

Así destaca en su novela (donde no faltan personajes como la Virgen María y Magdalena, Judas y Pedro) a Simón, un pasante que (cuenta la Biblia) sin saber quién era Jesús, y al verlo casi desplomarse por el peso de la cruz cuesta arriba, se abalanza y lo ayuda. No lo piensa. Solo lo hace. Así se convierte en la imagen de superhéroe que una niña belga nacida en Japón imaginó una vez junto a su padre.

Amélie Nothomb - Sed
“‘Sed’ es el proyecto más viejo y el más importante de mi carrera”, asegura Amélie Nothomb

Dice Amélie muchos año después: “Jesús sobre la cruz: eso era lo que quería contar”. Eso era lo que no podía explicarse, y, en palabras de la autora, la novela era el único modo de investigar. Una investigación que aparte de cincuenta años de premeditación, incluyó cuatro meses de escritura, despertarse cada mañana pensando “hay que montar de nuevo en la cruz”.

Poner el cuerpo no es algo novedoso para Amélie Nothomb. Podría pensarse que ya ha recorrido el calvario varias veces desde que en 1992 escribió Higiene del Asesino, luego de ver cómo un borracho asesinaba a su hermano. Sus problemas de anorexia (Biografía del hambre), el martirio provocado por un apellido asociado en Bélgica con el catolicismo y un abuelo de extrema derecha (Antichrista), su experiencia en el ecosistema laboral híper perfeccionista japonés (Estupor y temblores). No lo piensa. Solo lo hace.

Encarna sus libros en el sentido más literal de la palabra: cede su carne a las historias.

Evangelio del Cuerpo

Sed busca escribir el cuerpo, el de un Jesús humanizado y, por ende, espejo de la especie. “Yo quería escribir sobre Jesús en la cruz, porque es ese el Jesús que me genera conflicto –y, en mi opinión, no solo a mí–. La historia de Jesús en sí misma es maravillosa, nace en un establo, hace milagros. Pero el Jesús en la cruz para mí es insostenible, es algo que no puedo tragar, no puedo tragar”.

¿Cómo escribir un libro así? El Jesús de Sed es un narrador protagonista que no duda en mostrar el conflicto que le genera sentir enojo cuando quiere practicar el amor, miedo cuando quiere afrontar su destino con aceptación, amor acompañado de lujuria al recordar la belleza de María Magdalena. Es decir, amor acompañado del cuerpo. Nothomb logra devolverle al cuerpo de Jesús en la cruz toda su humanidad. Y es en ese cuerpo, no en el del Hijo de Dios, que resplandece la divinidad.

Con la claridad y el histrionismo que la caracteriza, justificó esa primera persona del singular: “No fue porque me creo Jesús, quédense tranquilos, no me creo para nada. Pero el tema de mi novela era lo que podría estar pensando Jesús para aceptar la crucifixión y estar en la cruz. La única forma que tenía era ubicar la cámara al interior de Jesús. El equivalente literario para eso es la primera persona”.

La escritura de Sed fue ardua. Nothomb también la vivió en primera persona. “Recuerdo que durante toda la escritura de Sed, que fue muy dura, todas las mañanas me levantaba diciendo ‘bueno, y ahora, a subir de nuevo a la cruz’. Les aseguro que era terrible, no tenía ganas. Cada vez me decía que era demasiado duro para mí. Y de tanto pensar eso me dije ‘está bien que lo pienses, porque, sin ánimos de compararme con Jesús, pero para nada, me decía que él seguramente había pensado algo parecido”. Entonces, tuvo que asumirlo: durante los cuatro meses que duró la escritura de Sed soportó el sufrimiento.

Amélie Nothomb - Sed
Tras la publicación de “Sed”, Nothomb recibió expresiones de rechazo tanto de católicos como de no creyentes

Lagunas en los Evangelios

Los Evangelios son textos admirables, muy ricos, pero, afirma la autora, con muchas lagunas. “Es mi punto de vista: para mí lo que falta en los Evangelios es el cuerpo. La crucifixión es una historia del cuerpo, de lo que pudo haber sentido Jesús en su cuerpo. De ahí la elección del título”. Y acá explica una de las tesis más importantes sobre las que se construye el libro: la dificultad de estar realmente en el presente. “Si no saben lo que es la sed, les sugiero que pasen un día sin beber, y sabrán lo que es”. El “misterio de la presencia”, como lo nombra la autora, quien cree que lo más difícil y al mismo tiempo más espiritual es estar realmente en el presente.

De ahí el título Sed, inevitable, necesario. “No podría tener otro título este libro”, concluye; “la palabra ‘sed’, para mí, representa la exacta conjunción entre cuerpo y espíritu. No hay ninguna sensación que una de ese modo el cuerpo y el espíritu”. Después de la magnífica teoría, la broma: “Resulta que yo soy una verdadera campeona de la sed. Estoy tratando de resistirme desde hoy a esa botella de agua”, señala la botella en la mesa, “porque pienso que no debo distraerme del tema que nos convoca”.

Es por eso que Sed no es un libro religioso. Eso no impidió que tanto creyentes como no creyentes, en Bélgica y en Francia, se las agarraran con Nothomb. Los que creen, porque lo consideran blasfematorio. Los que no, porque les parece un libro religioso. “A los dos tenía ganas de decirles ‘se equivocan completamente’”, cuenta la autora, “es solo una novela sobre la cruz y el héroe”.

Afirma que es una “situación infinitamente novelesca”, y aclara: “Un personaje que todo lo puede, que acepta un dolor que desborda la imaginación. ¿Cómo explicar un misterio así? La única manera que encuentro es la novela”.

El Jesús de Amélie Nothomb no es un héroe predestinado como lo fue Aquiles, ni experimenta una ética superior a la humana. No cumple su destino por orden divina ni por un alto sentido del deber. Lo cumple porque es humano, lo que no le impide comportarse heroicamente. Su destino es el resultado de sus deseos y sus actos. Es un personaje social, que necesita de los otros. Vive en el cambio de los hechos, cambios que tienen una raíz social profunda. Es alguien que vive arraigado a su época. Y que acepta la responsabilidad de sus actos. Esto es lo que lo diferencia del héroe y lo convierte en lo que Amélie intenta explicar, un “héroe de novela”.

La novela como comprensión del mundo

La novela es el único modo que encontró Amélie Nothomb de intentar comprender algo que la inquieta desde la infancia. Un deseo cruel e incomprensible que hace siglos es promovido por el catolicismo.

“Tuve reacciones de muchas personas de la Iglesia, diría, reacciones del Vaticano, tibias, muy tibias. Gracias a, o a causa de Sed, recibí mis primeras cartas con insultos escritas por curas. Recibo regularmente cartas con insultos, pero todavía no había recibido cartas con insultos de curas”, levantando las cejas aclara: “Es algo muy especial. Pero también recibí cartas extremadamente elogiosas y llenas de cariño de jóvenes curas. Creo que ahí hemos visto verdaderamente la diferencia entre la vieja Iglesia y la nueva”.

Jesús no es el único personaje humanizado en Sed. Infobae Cultura le preguntó a Nothomb cómo construyó el personaje de Judas, de quien el Jesús de la novela afirma: “Amarlo tenía algo de reto, y eso me hacía amarlo aún más. Me inspiré en alguien que conozco muy bien. Alguien que leyó el libro y que no se reconoció. Creo que todos tenemos un Judas en nuestra vida. Judas no es la persona que te traiciona, es el amigo que nadie comprende por qué es tu amigo. Cuando está, es un problema para todos, al mismo tiempo nos dan ganas de sacudirlo porque no es feliz y no sabemos por qué. Todos tienen un Judas. Yo describí el mío”. Y agrega una anécdota que hace reír a la audiencia: “Lo bueno es que mi Judas leyó mi libro y me dijo: ‘¡Ah! Me reconocí en el libro’, y le dije: ‘¿Ah sí? ¿Y quién sos?’, ‘Soy San Juan’”.

Nothomb concluye que Sed no trata de decir la verdad sobre Jesús, sino aportar una visión más. Tengamos o no tengamos fe. “Creo que hay que ver este libro como una invitación a que todo el mundo pueda narrar a su Jesús, ya sea que tengamos o no fe, estoy segura de que todos tenemos una visión de Jesús y que, en todas, es extremamente interesante”.

Yo creo que Jesús existió. Nadie sabe si fue hijo de Dios o no, cada uno con su teoría. Personalmente, para mí es igual de interesante si no es hijo de Dios”, agrega. “La teoría que más me gusta es la que dice que Jesús podría ser cualquiera de nosotros, pero realmente, cualquier persona, que un día, no sabemos por qué, decidió ser Jesús, es decir, estar ahí para los otros, de existir, de estar totalmente disponible para los otros. Una decisión que está disponible para todos, pero que nadie toma porque sería invivible. Es esa teoría sobre Jesús lo que lo hace fascinante para mí”.

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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