El fútbol tiene cientos de imponderables. Es uno deporte impensado. Pero tiene su lógica. El lunes chocaron Aldosivi, un equipo que tiene aceitado los conceptos básicos y sabe a lo que juega, y Central, un conjunto que arrastra una crisis crónica, que juega mal en todas las líneas y que se acostumbró a perder. ¿Qué pasó? Triunfo de los marplatenses 2-0 y de principio a fin.

No hay caso con el juego de Central. Cambió dos técnicos. Diego Cocca es el tercero en este 2019. Jugó en estos meses con distintos sistemas tácticos. Probó con distintos jugadores en todas las líneas. Pero el equipo sigue jugando muy mal. Corre la cancha sin virtudes, ni colectivas ni individuales. Es un equipo que no está cómodo en ningún sector. Los volantes no contienen y no generan juego. Los defensores están siempre al borde del mano a mano. Y los delanteros casi nunca gravitan.

Tan forzado es el juego de Central que ni Néstor Ortigoza, quien suele suplir sus limitaciones físicas con su precisión, su panorama y su inteligencia, se impone en lo básico: la circulación de pelota. Anoche, protagonizó un error producto de esa incomodidad permanente. Sin espacios ni opciones, retrocedió con el balón en sus pies durante veinte metros. Buscó un pase largo a los centrales que cayó en los pies de un delantero rival. No fue gol por la rápida intervención de Jeremías Ledesma

El arquero es la única buena noticia de Central en lo que va del semestre. Consolidó su rendimiento y ratificó su proyección. Tapó todo lo que le tiraron en el primer tiempo. Primero una doble atajada (dos cabezazos que tenían destino de red) y un despeje desde el piso. Y luego un remate a contra pierna de Yeri. Así y todo no pudo evitar la conquista de Aldosivi. Es más: colaboró involuntariamente con el gol. Iritier encontró un rebote, remató seco, la pelota pegó en el palo, rebotó en su espalda y se metió adentro. Aunque el árbitro Fernando Rapallini se lo dio a Iritier.

Aldosivi, en cambio, más allá de sus altibajos, tiene trabajado los conceptos básicos. Es un equipo que sabe a lo que quiere jugar. Anoche dominó el partido de principio a fin. Central le otorgó todas las ventajas posibles en el segundo tiempo. Los rosarinos profundizaron su desconcierto. El caos táctico fue total, una falencia muy llamativa en un equipo profesional. La llave, entonces, quedó casi cerrada en Rosario. En uno de los tantos ataques, Ezequiel Videla quedó frente a Ledesma y no perdonó: 2 a 0 y medio pasaje a octavos de final de la Copa de la Superliga.

Categorías: Fútbol

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