El cumplimiento a rajatabla del acuerdo con el FMI, aún con todos los problemas que se van presentando en el camino, es el gran activo que pretende resguardar el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Tanto él como Sandleris consideran que cumplir las metas fiscales y monetarias asumidas con el organismo es la única forma de navegar los meses preelectorales de la mejor manera posible.
Los números fiscales del primer trimestre finalizaron con un sobrecumplimiento de $13.000 millones, aún a pesar de que la recaudación no respondió de acuerdo a lo esperado. A causa de la caída en el nivel de actividad y de la merma por retenciones en marzo, los ingresos fueron unos $20.000 millones menos que lo esperado. Sin embargo, la decisión de apretaron el cinturón del gasto (en parte corrientes y en parte en obra pública) permitió cumplir de manera holgada con la meta.
Según aclaró Hacienda, los gastos primarios cayeron 16% en términos reales en marzo, aunque también se recibieron $15.000 millones de utilidades del Banco Nación, lo que ayudó obviamente a que cerraran mejor los números fiscales.
Los inversores, sin embargo, sólo prestan atención parcial a estos números. Están más preocupados por otras cifras, las que surgen de las encuestas que muestran un deterioro importante de la imagen y la intención de voto del presidente Mauricio Macri. En la medida que no se vea una recuperación y que continúe creciendo la intención de voto de Cristina Kirchner, será difícil que la ortodoxia en el manejo de las cuentas públicas tengan el efecto deseado sobre las expectativas del mercado.
Con el estricto cumplimiento de las metas fiscales y monetarias comprometidas con el FMI, el equipo económico espera transitar un poco mejor la previa a las elecciones presidenciales. Pero todo dependerá, en realidad, de cómo siga el termómetro de las encuestas
Algo parecido sucedió con la meta monetaria comprometida para los primeros tres meses del año. Aún con las objeciones que tiene el mercado por el crecimiento del stock de Leliq (vuelve la advertencia sobre una posible “bomba de tiempo” como ocurría con las Lebac), el objetivo es que la plaza financiera siga con la menor cantidad de pesos posible para evitar desbordes del tipo de cambio.
No hay que esperar, sin embargo, grandes reacciones de los activos financieros. Ni los bonos reaccionarán con euforia por el cumplimento de la meta fiscal ni el dólar bajará de golpe porque se mantiene estable la base monetaria. Pero al menos “hacer los deberes” en materia fiscal y monetaria es lo mínimo que se puede intentar para evitar que se deteriore todavía más la situación en los meses previos a las elecciones. El riesgo país tocó un récord a fines de la semana pasada por encima de los 850 puntos, mientras que el dólar arrancó la semana firme, con una suba de casi 1,5 por ciento.
Un test interesante será hoy y mañana la licitación de Letes en dólares, que vencen a fines de noviembre. La secretaría de Finanzas, a cargo de Santiago Bausili, decidió subir medio punto la tasa de interés mínima, desde 4,5% a 5% anual por esta colocación. Fue un reconocimiento del deterioro que en las últimas semanas sufrieron los bonos argentimos más cortos. Y al mismo tiempo intenta ser una “zanahoria” para aquellos inversores que dudan entre renovar o pedir de vuelta los dólares.
Esta emisión será la última que vence antes del recambio de Gobierno. La próxima licitación de Letes tendrá un vencimiento aún en 2019, pero el pago de los dólares ya dependerá de quién gobierne en ese momento, ya sea Macri, CFK o algún otro de los candidatos. Seguramente Finanzas tendrá que pagar alguna tasa adicional para conseguir un nivel de renovación más importante.
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