Un día como hoy hace 30 años la sociedad porteña habría de conmoverse frente al desborde de una grave situación económica que parecía no tener fin. Como un anunciado tsunami, primero se vieron las escenas que comenzaron a desarrollarse en la ciudad de Rosario el 10 de mayo de 1989, cuando se produjo una violenta manifestación frente a un supermercado contra el alza de los precios.

El 22, un cacerolazo contra el aumento de precios y la suba de las tarifas conmovió a Córdoba. Al día siguiente se pasa a la acción directa: comienzan los saqueos y se extienden hasta el 26. En el medio, el 24 comienzan a producirse saqueos en Rosario y se extienden al Gran Buenos Aires. En su gran mayoría se van a producir entre el 29 y 30 de mayo.

Los asaltantes (familias enteras) se apoderaban de todos los alimentos y productos de primera necesidad que podían. Más tarde tratarían de apoderarse de dinero, cajas registradoras, electrodomésticos y otros enseres para la casa. No faltaron las medias reses. Tras los primeros desmanes llegó el turno de Mendoza, Tucumán, Santa Fe y Capital Federal.

¿Qué había pasado? Había saltado por los aires el Plan Primavera que el gobierno de Raúl Alfonsín puso en práctica para acompasar a Eduardo César Angeloz, su candidato presidencial para las elecciones presidenciales del 14 de mayo de 1989. Ni la economía, ni la política, ni mucho menos las diferencias entre Alfonsín y Angeloz ayudaron al Presidente y su eventual sucesor.

En enero un grupo terrorista “apantallado” por el gobierno asaltaba una guarnición militar en La Tablada, reavivando dramáticas escenas vividas en la década del 70; en febrero, en medio de una canícula poco común, los cortes de luz y agua corriente angustiaron a los porteños; en marzo, por sugerencia del candidato Angeloz y su equipo, abandonaba el Ministerio de Economía Juan Vital  Sourrouille dejando al país en las puertas de la hiperinflación.

Su sucesor, Juan Carlos Pugliese, durante un discurso, dijo: “Apelé al corazón y me respondieron con el bolsillo”. Era la antesala del fracaso porque nadie le creía.

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Los saqueos en mayo de 1989

Era algo bastante común ver a empleados cobrar su sueldo y amontonarse dentro de una “cueva” de venta de dólares. Compraban parte de su salario y con los días los iban cambiando para no perder capacidad adquisitiva y llegar a fin de mes. Precisamente en mayo del 89 el índice de inflación llego al 114,4% y el déficit del PBI argentino se hundía hasta el 14,6 por ciento. En este cuadro, el domingo 14 de mayo de 1989 triunfaba Carlos Menem, el líder opositor con un frente electoral cuyo mayor sustento fue el Partido Justicialista.

Era tal la sensación de vacío de poder que antes de las elecciones ya se conversaba en voz baja que Alfonsín adelantaría la fecha de entrega del poder prevista para diciembre porque no aguantaría un día más en la Casa Rosada. Los saqueos de fin de mayo lo convencieron, mientras los noticieros televisivos pasaban una y otra vez patéticas imágenes de asaltos a supermercados y carnicerías; cortinas de negocios cerradas que eran levantadas con violencia; fuerzas del orden que reprimían con palos y gases.
En prevención de más desmanes Raúl Alfonsín declaró el Estado de Sitio y en menos de 40 días volvía a su natal Chascomús. Ámbito Financiero, uno de los medios más influyentes de la época, sostenía el lunes 5 de junio que en la última semana de mayo se habían producido “329 saqueos a comercios de alimentos de los cuales participaron 40.526 personas que desataron una profunda violencia en el país”. El balance fue luctuoso porque murieron 14 personas y cientos de detenidos.

El humor sobre una semana de violencia y descontrol

Unos días antes el presidente Alfonsín concurrió a la despedida de la “Fragata Libertad” que partía en viaje de instrucción. Lo rodeaban altos jefes de las Fuerzas Armadas y, en un momento del agasajo, el Presidente se acercó al general Francisco “Colorado” Gassino, el jefe del Ejército, para comentarle que si la situación continuaba agravándose iba a pedir la colaboración de las FF.AA.

Gassino lo miro con preocupación y le dijo que el Ejército cumpliría la orden del primer mandatario pero que de llegarse a esa situación iba a reclamar la misma participación en cantidad de efectivos de la Armada y la Fuerza Aérea. Tras la conversación, Gassino llamó al almirante Rubén Arosa y el brigadier general Ernesto Crespo –que estaban en otros lugares de la recepción- y delante de Alfonsín les explicó cuál era su posición.

Al no poder dominar la situación, Pugliese –a quien trataban de “Maestro”- renunció al cargo y el titular de Economía fue el novel Jesús Rodríguez, quien puso el cuerpo como un bonzo.

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La violencia se instaló en las calles, hubo 14 muertos y cientos de detenidos

Mientras la tensión reinaba en las calles, el sábado 3 de junio de 1989 el presidente electo designaba su gabinete. Un matutino no sin ironía apuntaría: “Se hicieron visibles este fin de semana dos caras del país. Una es la cara dramática, el país real, meditando todavía en la violencia reciente de los saqueos pero no comprendiendo aún que el drama de la hiperinflación recién ha comenzado. No tan detonante como los saqueos viene ahora el problema de inquilinos, compradores de autos en círculos cerrados, empresas en colapso, amenazas de desempleo, producciones muy comprometidas como medicamentos. Por el otro lado hay un país alegre de futuros funcionarios para asumir, pujas de cargos, sonrisas de unos y decepciones en otros. El país alegre se prepara para salvar al otro cuando tenga el poder. Lo rescatable es que las designaciones dan la impresión de que se puede lograr”.

Entre las caras tristes de la sociedad se mostraba la de Rubén Pérez, miembro de la Coordinadora de Inquilinos de la Capital Federal, mientras afirmaba: “Por una pieza sin baño se está pagando hoy hasta más de dos mil australes por mes. Con los índices de índice de inflación de los últimos meses, en julio tendrá que pagarse el doble. ¿Qué bolsillo aguanta eso?”. En esas horas la política no tuvo una respuesta.

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“329 saqueos a comercios de alimentos de los cuales participaron 40.526 personas que desataron una profunda violencia en el país”, se anunció

En medio de dramáticas incógnitas, el Indec daba en esos días los índices de precios de mayo que para el minorista registró un aumento superior a 70% y para el mayorista rozaba el 100%, los mayores de la abultada historia inflacionaria argentina. El periodista aventuraba que algunos economistas pronosticaban prematuramente 100% de aumento minorista en junio.

No solo era angustiante observar los noticieros televisivos. La gráfica no se quedaba atrás. La periodista Claudia Acuña relató que un ciudadano de bajos recursos, en esas horas, se enteró que la gente de la villa iba a recorrer el barrio para buscar carne: “También saqué salchichas, más leche pero en polvo, algunas cajas de gelatina porque me acordé que cuando el mayor se enfermó el médico me dijo que le diera porque era nutritiva y cuatro cajas de calditos Knorr”. Esa noche la familia comió churrascos. El vecino de enfrente casi se murió de un ataque de hígado porque ingirió entera una botella de licor de huevo.

Como balance, uno de los entrevistados sostenía: “20 años de sacrificio, de sufrimiento, para hacer esto que es un autoservicio con una sola caja registradora y tres filas de estantes dobles con un galpón atrás para almacenar la mercadería. Me llevaron cuarenta kilos de azúcar. Saqué la cuenta: a 140 el kilo. Me llevaron enterita una caja de queso Sancor: seis mil australes. Las latas ni las conté”.

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Muchos en la provincia de Buenos Aires se armaron para defender sus negocios de los saqueos

No era solo la agobiante situación lo que le preocupaba al mandatario radical. El miércoles 31 lo invitó a Menem a dialogar en la residencia de Olivos. El domingo 4 de junio la periodista Silvia Mercado de Página 12 les contaría a sus lectores que Alfonsín le deslizo la posibilidad de indultar a militares acusados de violaciones a los Derechos Humanos y le propuso firmarlos antes de dejar su presidencia. Menem se negó porque entendió que no habiendo asumido el poder tal decisión debía asumirla con real responsabilidad la gestión de Raúl Alfonsín.

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Raúl Alfonsín decretó el estado de sitio

La Argentina estaba fundida, según un informe de la SIDE del 14 de julio de 1989 (el día en que falleció Miguel Roig, el titular de Economía del nuevo presidente, no había durado una semana): “El 8 de julio, el Dr. Carlos Menem asumió el gobierno con reservas internacionales en poder del Banco Central inferiores a 100 millones de dólares, o sea apenas un tercio de las divisas para pagar escasamente un mes de importaciones”. La radiografía del organismo causó malestar en Alfonsín porque abandonó sus vacaciones y pidió una entrevista con el presidente Menem. Durante el encuentro solicitó la remoción del jefe de Inteligencia.

La hiperinflación amainó solo por unos meses. Volvería a salir a la luz con una violencia más amenguada unos pocos meses más tarde. En el medio se llevó a Néstro Rapanelli, otro ministro de Economía.

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Fuente: Infobae

Categorías: Noticias

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