Pasaron por Washington este fin de semana funcionarios, banqueros y economistas argentinos. Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, y Guido Sandleris, titular del Banco Central, participaron de la Asamblea de Primavera del FMI. Representantes de bancos y economistas, por su parte, fueron a reuniones en paralelo a la cumbre, donde allí también se vio a inversionistas, clientes y la burocracia de Washington.
Los tres interrogantes principales que se escucharon sobre el país fueron: la inflación alta y en alza que registra la economía, la posibilidad de que gane Cristina Kirchner y cómo se comportaría el dólar en un contexto de incertidumbre sobre el resultado electoral e, incluso, en un eventual balotaje.
Sobre el primer tema, la inflación, los responsables de la conducción económica adelantaron en reuniones en Washington que el IPC de marzo (saldrá este martes) “daría cerca de 4,3%”. Alrededor de un funcionario importante se dijo incluso “más cerca de 4,5% que 4%”. Hay inquietud en el equipo económico sobre el impacto de esa noticia. Para colmo, según datos privados, la inflación en la primera semana de abril fue 1,5%. Esto no quiere decir -aclaran desde el Gobierno-, que el IPC de este mes se ubique arriba del de marzo.
¿Si el dólar subió 3,3% desde octubre y la base monetaria aumentó ligeramente, qué genera la aceleración de la inflación? Esta es la pregunta que bancos de inversión y fondos de inversión se hacen por estas horas.
Una de las explicaciones es que el comportamiento de personas y empresas se rige más por sus creencias de que los costos subirán en los próximos meses y no por lo que Dujovne o Sandleris digan. Esto es propio de un régimen de inflación alta y no moderada. “Hoy nadie mira el Banco Central a la hora de proyectar un precio o un costo”, advierte Marina Dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go. Y agrega: “Nadie quiere descapitalizarse”.
Hay firmas que prefieren no vender porque no saben si ganarán o perderán al deshacerse de sus inventarios, tomar el dinero y recomponer el stock. Prefieren guardar los bienes y no tener cash. El Gobierno se propone enviar una señal en ese sentido con un anuncio de precios esta semana. Aunque para un macroeconomista se trata sólo de eso: un anuncio, no una política de estabilización.
El segundo interrogante del fin de semana pasó por la figura de Cristina Kirchner. “¿Ganará?”, fue la pregunta más escuchada, acaso descontando la candidatura de la ex presidente. Y en seguida, acaso relacionado, la especulación sobre el comportamiento del dólar a medida que se acerquen las elecciones y las posibilidades de que Mauricio Macri sea reelegido disminuyan. O incluso de un balotaje CFK-Macri.
Atentos, el equipo económico tomó nota por partida doble. En lo inmediato, procura amortiguar el mal dato de inflación de este martes con acuerdos, subastas y la ratificación del plan con el FMI. Pero para más adelante, cerca de las elecciones, busca herramientas para blindar del ruido del dólar a las imágenes de Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.
Las autoridades económicas y del FMI insisten que la zona de no intervención del dólar no tendría cambios en los próximos meses. “Vamos a ver cómo funciona ahora que ingresan los dólares de la cosecha más el arranque de la subasta”, se escuchó decir en el organismo este fin de semana. Sin embargo, hay conversaciones y proyecciones para darle al Central más margen para enfrentar la volatilidad del dólar en campaña. El banco podría bajar el ritmo de actualización del precio del dólar de la banda (había comenzado en 3%, luego fue 2% y ahora 1,75%). En el Gobierno descuentan que dada la evolución que arrastra, volvería a bajar. Un economista de peso que visitó a Macri hace días cree que directamente “tendría que quedar fijo, al menos hasta las elecciones”.
La burocracia de Washington ya está al tanto de estas notas al pie. Eduardo Levy Yeyati, Miguel Kiguel y Marco Buscaglia escribieron un paper titulado “Argentina, un caso de control de la volatilidad del dólar”. Ponen como ejemplo que el Banco Central subaste hasta US$ 100 millones si el precio del dólar se mueva 1,5% respecto al cierre del día anterior: “Sería suficiente para evitar movimientos como el del 7 de marzo”.
El trabajo llegó en mano este fin de semana al economista del Tesoro de EE.UU. que sigue el caso argentino, Michael Kaplan, y, en estas horas, también al FMI. “Es mejor tener más flexibilidad, que menos”, aconseja Martín Castellano, economista jefe de América latina del Instituto para las Finanzas Internacionales, con sede en Washington.
EP