El mundo de la bioeconomía tuvo su gran cita anual en la ciudad de Washington. Entre los más de 540 asistentes en representación de las empresas líderes en esta materia, fueron récord los delegados pertenecientes al sector de hidrocarburos del sector financiero. Algo muy llamativo en este tipo de eventos que son de carácter técnico, lo que confirma el gran interés que despierta este nuevo paradigma productivo.
La primera de las tres jornadas fue memorable. Se llevó a cabo en el imponente edificio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) y el discurso de apertura estuvo a cargo de Ray Mabus, exdirector de la Armada de Estados Unidos.
Su oratoria fue una defensa conmovedora sobre el rol de los biocombustibles en la matriz energética del país. Recordó que fue durante su gestión cuando se instaló el uso de biodiésel en los buques de Guardia Costera. Luego, el Secretario de Agricultura, Sonny Purdue subió al estrado y dijo: “Me encantan los que toman riesgos, los empresarios como todos ustedes aquí. Tomar productos de la agricultura, nuevos desarrollos y crear empleos en la América rural, apoya la bioeconomía de la que todos ustedes son los creadores”.
También destacó que la política pública juega un papel muy importante en las decisiones de inversión de los empresarios y la importancia de contar con reglas claras. “Estamos para darle reglas claras y usted descubrirá cómo cumplirlas, dejar de cambiar las reglas porque va y viene y frena las cosas”.
Por la tarde, la temática se enfocó en el abastecimiento de materia primas para las cadenas productivas. Se hizo referencia a la transformación sin precedentes que está viviendo el agro. Las nuevas tecnologías como la robótica, el Big Data, los satélites, los drones, etc., prometen reducir los costos de producción y dar mayor sustentabilidad ambiental a la cadena.
Las empresas proveedoras de insumos tienen fácil llegada a la ciencia para obtener mejores productos, gracias a la biotecnología sintética y la edición genómica. El cambio llega incluso a la cadena comercial. Las compras de insumos en el sector rural representarán el 13% del total en 2019. Un 60% más que en 2018.
La producción de etanol y biodiésel generó un eje más para agregarle valor a los granos y suma sustentabilidad a la ecuación del transporte.
El panel cerró con una disertación sobre algas. Se presentaron como la alternativa para expandir la producción de biomasa en medio de un mundo que no dispone de posibilidades de extender la superficie cultivable. El mar cuenta con sus propios nutrientes y no requiere además de agua fresca, otro factor que aseguran cobrará relevancia de cara al futuro.
El segundo día comenzó con un discurso del senador por el Estado de Iowa, Chuck Grassley. Dijo que “los combustibles renovables de cosecha propia son buenos para el consumidor, para el medio ambiente, para la América rural, para la economía, para la seguridad nacional y para la independencia energética … nada negativo en mi opinión. Al igual que la canción de la sopa de Campbell: buena, buena, buena”.
A partir de la tarde y durante toda la tercera jornada, el evento se enfocó de lleno en el área técnica. Por los distintos paneles desfilaron los CEOs y especialistas de las principales empresas de transformación de biomasa en productos avanzados. Se presentaron alternativas renovables y biodegradables a los plásticos. Destacaron que estamos atravesando un proceso de transformación en la industria química similar al que tuvo lugar 100 atrás cuando apareció la petroquímica.
Los disertantes destacaron nuevamente el rol de la edición genómica para dar a la biomasa las características necesarias que permitan optimizar su transformación en los productos renovables. Proyectaron un gran futuro para las especies azucaradas, ya que los procesos fermentativos, ayudados por los termoquímicos, permitirán alcanzar una amplia gama de productos.
En todos estos procesos, ya sea como paso intermedio o como co-producto, se obtiene etanol, independientemente cual sea el origen de la biomasa. Hubo consenso general que habrá biocombustibles por muchos años más. Sobre todo, por el especial interés que está despertando el biochar, una especie de petróleo vegetal que se logra obtener a partir de biomasa celulósica, como la forestal o los rastrojos. Se puede procesar tal como su equivalente fósil en las refinerías de petróleo, permitiendo aprovechar la infraestructura existente.
Mención especial merece la disertación de Jim Greenwood, CEO de BIO, una organización que nuclea a las empresas de punta en biotecnología. El ejecutivo relato que son 852.000 empleos los que crea la industria de biocombustibles en EE.UU., por un valor económico de U$$ 185 mil millones y un total de U$S 46 mil millones de aporte en salarios.
Estimó que los químicos renovables representan el 9% del mercado mundial de productos químicos, lo que representa un valor de U$S 2,8 billones de dólares. Para 2020 estima que podría alcanzar el 11% de participación, lo que dejaría ingresos por U$S 3,4 billones.
Sobre el final, llegó el turno del gas natural renovable y el gran interés que está despertando en los tambos de California, donde es considerado como el combustible más limpio. No solo se está utilizando para la generación de energía, si no que se está construyendo una red de gasoductos donde el biogás purificado se inyecto a la red de gas natural.