Desde 2017, 49 escuelas ya implementaron el programa
Desde 2017, 49 escuelas ya implementaron el programa

Elásticos de colores para enseñar conceptos de geometría, una canción para dar las diferencias entre la progresión geométrica y aritmética o ejercicios físicos para explicar la hora. Son algunos de las actividades que ya aplicaron 49 secundarias del país, que buscan aumentar la motivación de los alumnos a través del arte.

El programa se llama Entornos Creativos y desde 2017 lo impulsa la Fundación Crear vale la pena. El año pasado, el Banco Mundial la reconoció como una de las 13 experiencias educativas más innovadoras de la región.

En los últimos dos años, a partir de un convenio que firmó con el Ministerio de Educación Nacional, intervino en escuelas públicas vulnerables de Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes, Azul, San Isidro y Pilar. Antes del convenio, entre 2012 y 2015, colaboraron con escuelas porteñas. En total, 16.800 adultos y chicos pasaron por el programa.

Fue elegida como una de las experiencias educativas más innovadoras de la región
Fue elegida como una de las experiencias educativas más innovadoras de la región

El proyecto, que financian el Banco de Desarrollo de América Latina y la Fundación Banco Nación, busca interferir en el diseño curricular y en la convivencia escolar. Empieza con un diagnóstico que hacen junto a los directivos de una escuela. Identifican qué puntos deben fortalecer: si los chicos tienen dificultades para comprender lo que leen, si les cuesta hacer operaciones matemáticas, si la educación sexual integral no se implementa o si no se logra una comunicación fluida con la comunidad educativa. A partir de ahí, un grupo de artistas irrumpe en la dinámica escolar. Pasan 20 horas semanales trabajando junto a docentes y alumnos.

La mitad de su tiempo la ocupan en las aulas y la otra mitad van a la comunidad para intentar recuperar a los chicos que están fuera de la escuela, para empezar a generar pertenencia y participación con los jóvenes que sí continuaron sus estudios.

“Partimos de la base de que cualquier contenido, más allá de que parezca lejano al arte, puede ser transmitido de otra manera. Creemos que la escuela no genera las condiciones para propiciar una transformación cultural. Está demasiado comprometida con el sistema. En ese plano, el arte sí aparece como la palabra disruptiva”, dijo a Infobae Inés Sanguinetti, directora de la fundación.

El juego se presenta como uno de los ejes y ya no tanto la tecnología. “Más que pizarrones interactivos, creemos que la escuela precisaría interactividad humana. El problema no es solo la desactualización de la escuela en lo que refiere a tecnología: hay problemas de disciplina en los salones de clase porque el progreso del que habla la escuela y todo el sistema educativo no se registra en la vida”, explican.

La formación de los docentes se da en dos jornadas intensivas. Los artistas no intentan generar talleres de música, de teatro o danza, sino que apuestan a mostrar que materias tradicionales como lengua, matemática o física se pueden enseñar desde otro lado. “El docente es muy ávido a incorporar nuevas herramientas. Lo que suele faltar es voluntad política. El maestro que está en actividad no se quiere quedar atrás y ve que los resultados no tardan años. A los pocos meses empiezan a ver cómo cambia la motivación de sus alumnos”, planteó Sanguinetti.

A lo largo de los años, su funcionamiento fue acompañado de evaluación, de medición de impacto. Una investigación de la Universidad de San Andrés mostró que, en el 90% de los casos, los docentes señalaron que mejoró la motivación y la convivencia entre los chicos. Del mismo modo, la mayoría reconoció la práctica no como un entretenimiento, sino como una nueva manera de enseñar.

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Fuente: Infobae Fecha:

Categorías: Noticias

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